El Real Valladolid viaja al feudo andaluz con la pretensión de cambiar la imagen ofrecida frente al Barcelona y de salir de los puestos de descenso antes de que den las campanadas

A las puertas de que acabe un año absolutamente imprevisible, que ha impuesto un nuevo orden de cosas, de normas y relaciones, todo aquel que desee alejarse un poco de las festividades navideñas y del dulce sabor del turrón podrá optar por un igualmente apetecible Cádiz – Real Valladolid con el que ambos pondrán el broche a un 2020 para el recuerdo. Con los gaditanos en pleno proceso de ‘aterrizaje’, puesto que su inicio fue más propio de una travesía por las nubes, llegando incluso a coquetear con el liderato, el Pucela de Sergio González viaja a tierras andaluzas para intentar culminar el mes de diciembre con un buen sabor de boca. Este martes, 48 horas antes de unas atípicas campanadas, sendas escuadras se medirán en el Estadio Ramón de Carranza a las 21:30 horas.
Los amarillos, en ese poco grato aterrizar, vienen de encadenar tres derrotas consecutivas. Después de la heroica victoria ante el Barça de Koeman, el equipo de Álvaro Cervera ha encajado un 4-0 ante el Cádiz, un 0-2 ante el Getafe y, finalmente, un 1-0 ante el Betis en el Villamarín. Los blanquivioletas, por su parte, no fueron capaces de obrar la gesta de su rival y cayeron en la última jornada por 3-0 ante el Fútbol Club Barcelona.
No conformes con eso, además, se vio un conjunto absolutamente sobrepasado por las circunstancias, sin posibilidad alguna de mirar de tú a tú a su oponente y que sacó a paseo una vez más los fantasmas de anteriores semanas, puesto que los blanquivioletas duermen desde entonces en la zona de descenso.
Esto último, la posibilidad de que el próximo enfrentamiento acabe con un Real Valladolid mirando hacia los infiernos, genera demasiada intranquilidad por la capital del Pisuerga. Las cuentas, que de por sí ya son malas, se agravan si se tiene en cuenta la fragilidad defensiva que adolecen los pucelanos. Y es que, tras 15 jornadas de Liga, los de la meseta son los únicos que no han sido capaces de dejar su portería a cero. Portería por la que han pasado dos guardametas a lo largo del curso, aunque los dos con la misma fortuna. Sin éxito. En todas las ocasiones, el portero correspondiente ha tenido que recoger el balón de las mallas, lo cual, sumado a la dificultad del equipo para cambiar el rumbo de los partidos que se ponen cuesta arriba, da lugar a una ecuación de resultados nefastos.
Bien es cierto, no obstante, que el Cádiz cuenta con un problema parecido, pero extrapolado al aspecto ofensivo. Sus once goles a favor representan la estadística más pobre de la categoría y el ilusionante fichaje de Negredo, que aun así es el máximo goleador del equipo, parece no haber sido suficiente para lograr esa pólvora arriba tan necesaria para desatascar los partidos competidos. Otros nombres como el del serbio Malbašic, el capitán Alex Fernández, el zaguero Espino o el cancerbero Ledesma constituyen alguna de las piezas claves de este conjunto, si bien la convocatoria cadista sigue siendo una incógnita, sobre todo tras las declaraciones de su entrenador en su última rueda de prensa en la que confirmó que varios jugadores habían dado positivo en el test de antígenos del coronavirus, por lo que todavía era necesario esperar a las instrucciones médicas.
En el caso del Real Valladolid son bajas seguras Kiko Olivas, al que muchos esperan para 2021, Saidy Janko, sustituido en el enfrentamiento ante Osasuna, Joaquín, con problemas musculares, y Marcos André, aquejado de su dichosa pubalgia, que invitará al club a reforzarse con otro delantero este mes de enero. No estará tampoco al 100% Guardiola, quien ha anotado una única y solitaria diana en lo que va de temporada, lo que seguramente mantenga a Weissman en el once. Por otro lado, Bruno acumula cuatro tarjetas amarillas, de ahí que de ver una más se perdería el siguiente duelo.
Así las cosas, el partido entre estos dos contendientes tiene todos los ingredientes para ofrecer un buen espectáculo. El Cádiz, que buscará cortar su mala racha, deberá medirse a un Real Valladolid al que se le puede hacer incluso más duro la cuesta de enero de no lograr los tres puntos en esta salida. Sea como sea, no parece que lo que ocurra pueda tirar por la borda el sentido y el espíritu de la Navidad. ¿O quizás sí? Eso ya depende de cómo lo viva cada uno.
 
			