Adrián Verde llegó al Real Valladolid Promesas en el mercado veraniego de 2023 para reforzar la medular. Procedente de la cantera del Atlético de Madrid e internacional sub20, se esperaban grandes cosas de él. Al aterrizar en Los Anexos necesitó un tiempo de adaptación. Demostró detalles de su calidad, pero le faltó darle continuidad a su mejor versión. No obstante, fue de menos a más y en la recta final del curso firmó muy buenas actuaciones, en cuanto a juego y en cuanto a estadísticas.
En las últimas cinco jornadas, con el equipo tratando de evitar el descenso, dio cinco asistencias y anotó un gol. Además, conectó con Manu Pozo y ambos crearon una asociación made in Casariche que encandiló a los seguidores del filial y que brindó muchas cosas positivas al conjunto de Álvaro Rubio.
Con el cambio de temporada, Adrián Verde estaba casi obligado a dar un paso al frente. No solo a nivel de juego, sino también en cuanto a jerarquía dentro del vestuario. Fue elegido como uno de los capitanes del Promesas y empezó la campaña bajo esa responsabilidad con Álvaro Rubio en el banquillo. El centrocampista ha demostrado estar listo para ese paso y fue importante en la primera parte de la competición. Ahora, con Manu Olivas a los mandos, su rol se ha visto algo modificado, pero sin perder protagonismo.
Con el actual entrenador del primer equipo, el Real Valladolid Promesas, usualmente con un 3-5-2, buscaba una progresión más directa por banda, sin pasar tanto por el centro del campo. Esto provocaba que Verde tuviera que implicarse más en las segundas jugadas y en las acciones sin balón. Tras el mercado invernal y la irrupción de Manu, el 4-4-2 se ha visto reforzado, con Alani como un fijo acompañado, últimamente, de Maroto.
Esta situación obliga a prescindir de un jugador en el centro del campo y deja menos hueco para Verde, pero el perfil del futbolista es algo distinto y, en función del rival, podría ser muy interesante encajarlo en este esquema. También el propio dibujo puede modificarse para partidos o momentos concretos. En el último encuentro ante la UD Llanera fue lo que sucedió. El andaluz ingresó en el terreno de juego al descanso, añadiendo un nuevo par de piernas al centro del campo, y, a pesar de la dificultad que suponía jugar con el estado del césped, fue el mejor del partido en términos blanquivioletas.
Verde, un híbrido a tener en cuenta
La principal virtud de Verde es que es un jugador muy completo para su posición. No es un mediocentro creativo ni un mediapunta, ni tampoco es un pivote. Pero puede cumplir muchas funciones tanto en ataque como en defensa. En un 3-5-2, formación en la que más ha participado, parte normalmente de una posición un poco más atrasada para ejercer de eje con los centrales en la salida de balón, pero también es capaz de acompañar la jugada y llegar a área rival. Ademas, tiene buen pie para la pelota parada. A nivel defensivo es hábil para leer las segundas jugadas, va bien a la disputa y es disciplinado.
Este híbrido hace de Verde un jugador que podría ser muy válido para el Real Valladolid, en el filial y con vistas al futuro a medio plazo. Estuvo presente en la primera sesión de entrenamiento de la semana del primer equipo y en las últimas semanas ha aumentado su presencia con ellos. Además, estuvo convocado para el partido del Real Valladolid contra el Valencia en Mestalla, aunque no tuvo minutos.
Esta temporada ha anotado dos goles y ha dado cuatro asistencias. Cuando llegó al club como agente libre, firmó por dos temporadas, por lo que terminará contrato al final del curso. Su lugar el año que viene no parece ser el Real Valladolid Promesas, veremos si eso se traduce en estar presente con el primer equipo o si sigue el camino de su vecino, Manu Pozo.
