El Real Valladolid volvió a caer, esta vez de manera estrepitosa, ante un Getafe que tuvo las ideas claras en el José Zorrilla. El gol temprano y la constatación de que la defensa pucelana no tuvo oportunidad de hacerse notar en la primera mitad es solo la primera capa de una problemática profunda dentro de un equipo hundido, con una clara inestabilidad en el vestuario y con muchos problemas que responder de cara a la aún matemáticamente posible salvación. Pero ya sabe todo el mundo que las matemáticas no lo son todo y este equipo no está siquiera cerca de poder lograr un cambio que marque una pauta positiva para el futuro del Valladolid de Álvaro Rubio.
Errores sin disculpa
No hay mucho que se pueda salvar de la actuación defensiva del Real Valladolid contra el Getafe, sobre todo en la primera parte. Por empezar por alguna parte, la realidad es que no se vio una defensa bien posicionada o que hiciera bien las coberturas en casi ninguna de las ocasiones en las que el Getafe llegó al área para incomodar al equipo local.
Muy malas sensaciones por parte de la pareja de centrales, Cenk y Cömert, fuera de sitio en muchas ocasiones y con dificultades para medir la necesidad o la viabilidad de cuándo y cómo saltar a la presión. Aznou, el más señalado, demostró porqué tiene tantas dificultades para ser un lateral de garantías en el fútbol de élite y más en un equipo tan exigido a nivel defensivo como el Pucela. Candela, en ocasiones, se olvidaba de su rol en el campo y en varias ocasiones volvía sin demasiado rigor para tratar de no meter en problemas a sus compañeros, especialmente cuando Terrats estuvo en su lado.
Nula capacidad de creación
Como en otras ocasiones, la realidad del equipo no deja de lanzar mensajes sobre su escasa capacidad para crear juego. Muy poco fútbol en el equipo en general, pero es especialmente sangrante su capacidad para asociarse y circular en la medular. No hay piezas que permitan darle protagonismo al juego y eso repercute, claramente, al resto de líneas. Ni Nikitscher ni Mario Martín parecen tener la capacidad para romper líneas hacia adelante con pases progresivos, lo que dificulta una labor más allá del equilibrio por parte de ambos.
Ni siquiera se ve que haya demasiada capacidad para dar continuidad al juego tras salida de balón, lo que dificulta mucho las posibiliades del Valladolid para crecer con balón y generar acciones desde el centro del campo para buscar vías ofensivas. Siempre se opta por las mismas soluciones, que no permiten ser sorprendente em acciones ofensivas más allá de la agilidad de Raúl Moro y la búsqueda de la frontal por parte de Iván Sánchez, hoy más activo de lo acostumbrado.
David Soria se fue sin apenas trabajo
El portero del Geatafe, David Soria, se fue del estadio del Real Valladolid casi sin tener que actuar bajo la portería. La realidad es que el guardamenta de Bordalás se fue del José Zorrilla sin haber hecho una sola parada, por no haber conseguido el Pucela ni una sola acción que acabara con un disparo a puerta. La mejoría mostrada por el equipo en cuanto al ámbito ofensivo y, sobre todo, en torno a Latasa y su capacidad para mejorar cifras y ser importante, pasó a mejor vida ante el equipo madrileño. La verdad es que no hubo muchos acercamientos peligrosos que funcionaran para incomodar a la defensa del Getafe.
De hecho, durante todo el partido, el equipo de Álvaro Rubio sólo consiguió hacer tres disparos, los tres lejos del arco de Soria. En la portería contraria, una realidad antagónica, con una primera acción errónea de André Ferreira que condujo al primer gol del Getafe. Pocas opciones para brillar, con cuatro paradas que sí redujeron el impacto de un rival que pudo marcar más goles que los logrados..
 
			