Es curioso cómo se comporta el talento. Caprichoso, elige con algo de mala idea y mucho de azar a la presa que va a portar sus bondades. En el caso de Bryan Zaragoza, además, le quiso poner algunas piedras en el camino. La más grande, ser localizado, seguido y fichado por uno de los mejores equipos del mundo cuando aún jugaba para hacerse un sitio en la élite del fútbol europeo. El Bayern München le llegó a Zaragoza como un regalo envenenado, por ser un dulce muy difícil de rechazar, pero con una cuota demasiado alta.
No es ningún secreto decir que Bryan Zaragoza no lo pasó bien en Baviera. Un club como el Bayern, con sus intereses y competencia tiene ya la presión suficiente como para hacer temblar al más pintado. El propio jugador confiesa que en esos primeros meses, el acople dentro del conjunto alemán fue muy difícil. Su llegada a la Bundesliga y, sobre todo, a la primera división de los clubes europeos, quizá le vino grande de primeras, teniendo en cuenta el choque cultural que supone pasar de jugar en el Granada a competir de tú a tú y luchar por un puesto contra algunos de los mejores futbolistas del mundo.
Esa guerra le vino a visitar a un Bryan Zaragoza que llevaba muy poco en la élite. Llegado en 2019 al Granada procedente del Conejito de Málaga, este muchacho había debutado en Primera División en esa misma 23/24 en la que llegó al Bayern. Cuando firma por el conjunto bávaro, su electricidad y ritmo a la hora de controlar el balón ya es una cosa de locos. Su facilidad para dejar atrás rivales, controlar el esférico, regatear y hacerse hueco para el disparo (y qué disparos) lo hace diferencial a pesar de su edad. Hoy, con 23 años, respira en Osasuna.
El acomodo que le ha proporcionado la entidad navarra le ha dado ese punto clave de calma tan necesario para poder volver a creer que tienes nivel para lo que sea. Bryan Zaragoza no se había olvidado de jugar al fútbol a pesar de que, desde su salida, hubiera disputado solo 178 minutos competitivos en Alemania, divididos todos en siete partidos. Una situación que el jugador español necesitaba resolver y que, a la fuerza, le motivaba a buscar una salida. Por el bien del futbolista y también del propio Bayern München.
Bryan Zaragoza, un préstamo clave para Osasuna
Era realidad, manejada con mimo por representantes y dirección deportiva bávara, dieron con una solución inigualable. Sabiendo la necesidad de adaptación que tenía el joven a un clima más cercano a Alemania, la necesidad de adaptarse a distintos roles dentro del campo y con la necesidad de que jugara muchos minutos para fortalecerse muscular y competitivamente, el destino elegido no pudo estar mejor pensado.
Navarra y Pamplona eran perfectas en cuanto al clima y la sociedad. Pero es que a nivel deportivo, Osasuna era aún mejor. El club rojillo necesitaba un animador del juego y el zigzagueante extremo malagueño parecía hecho para esa necesidad, que le prometía minutos y un rol de peso en la zona de influencia a nivel ofensivo en un equipo que no rehusaba del ataque a pesar de su humildad.
Osasuna estaba para más y apostaron alto por una figura como Bryan Zaragoza, sabiendo que el peso de un jugador como él podía darles un plus necesario e interesante para seguir creciendo. Desde su llegada, son casi 1500 minutos disputados, divididos en 22 partidos jugados, 18 como titular, en los que ha logrado, además, marcar 1 gol y regalar 5 asistencias.
Considerada esta etapa ya un éxito, el malagueño ha sabido ser él mismo en la comodidad de El Sadar. Osasuna se ha convertido en la “Sala del Alma y el Tiempo” particular de un Zaragoza que volverá a Múnich siendo un futbolista más maduro, más completo, más fuerte y más preparado para todo lo que se le ofrezca en Alemania.
 
			