Es verdad que no hay muchas pancartas con su nombre, ni vídeos virales en redes con sus acciones en el campo. Pero lo de Samu Costa es un trabajo en la sombra. Tal y como los obreros forman parte de un todo imprescindible para levantar muros, el luso se ha convertido en uno de los cimientos más sólidos sobre los que Jagoba Arrasate está construyendo el Mallorca en la temporada 2024/2025. En la sala de máquinas bermellona, todo pasa por él.
Costa llegó a la isla tras una etapa prometedora en Almería, donde mostró carácter y piernas, pero también costuras. En el Mallorca, en cambio, parece haber encontrado una estabilidad clave que a veces no concede el calendario. Hoy, el número 12 es mucho más que un centrocampista de ida y vuelta y es el encargado de apagar fuegos y sostener el andamiaje sin que se note demasiado. Una clase de futbolista que se echa de menos solo cuando que falta.

Samu Costa, engranaje esencial en la máquina de Arrasate
El fútbol de Jagoba Arrasate es bastante reconocible en las islas. Bloques cortos, agresividad sin balón, ritmo medio y espacios reducidos. Para que todo eso funcione, alguien tiene que barrer por detrás. Y es esa su especialidad. Él lo hace como pocos. Sin grandes florituras, su sentido posicional y su lectura de juego unidas a la capacidad para repetir esfuerzos, Samu Costa se ha convertido en un futbolista esencial. Uno que ha ganado peso hasta convertirse en pieza clave para la máquina que ha construido Arrasate en su llegada a Mallorca. Es un futbolista que permite que otros se suelten, que da libertad a los interiores.
Samu Costa y Antonio Sánchez Leo Román y Jose Copete.
— RCD Mallorca (@RCD_Mallorca) October 10, 2024
No es casualidad que, en lo que va de curso, haya sido titular en prácticamente todos los partidos (27 de 29 partidos en la temporada). Y no es solo una cuestión de inercia. El portugués ha elevado su nivel en la toma de decisiones y ha ganado presencia con balón. Sin ser un faro, sabe cuándo dar continuidad y cuándo detener el juego. Mejora al Mallorca desde la sobriedad.
Correr, pensar, mandar
Hay algo muy particular en la manera que tiene Samu de competir. El luso no solo corre, sino que también piensa. Interrumpe a los rivales, pero también ordena a los suyos. El jugador portugués tiene ese punto de obsesión con la colocación que distingue a los buenos mediocentros. No va a todas, pues solo va a las que tiene que ir. Y suele llegar antes que el resto a casi todo. De ahí su importancia.
Y Samu no busca el foco. En realidad, casi diríamos que lo esquiva. El liderazgo del jugador bermellón es silencioso, pero más que evidente. Una cobertura a tiempo, una entrada limpia, una ayuda generosa, hasta un grito que se pierde por debajo de los sonidos del estadio. En un fútbol cada vez más dado al ruido, Samu Costa apuesta por la eficacia. En Mallorca ha encontrado un ecosistema que le potencia. Su conexión con Darder, Morlanes o Mascarell en la medular le permite jugar más liberado en algunas fases. Y cuando el equipo decide presionar alto, Samu es el primero en salir a morder. Pocos jugadores combinan tanta agresividad defensiva con la disciplina táctica.
A sus 23 años, su evolución no ha pasado desapercibida. Algunos equipos de la parte alta de la tabla ya han preguntado por él y su cláusula, que ronda los 20 millones de euros, no asusta en un mercado inflado. Pero en Mallorca no quieren ni oír hablar de una posible salida. Y Jagoba Arrasate aún menos. En estos tiempos que corren, es poco probable que sea nunca la portada de un videojuego. Ni siquiera un nombre habitual en las tertulias nacionales. Pero Samu Costa ha hecho algo todavía más valioso: consolidarse en la élite desde el trabajo y el convencimiento. Y lo está consiguiendo.
			