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El modelo 50+1 como vía hacia un Real Valladolid más participativo

Pablo Nieto, director del colectivo cultural 'La Lagareta', abre un debate sobre el futuro de un Real Valladolid que necesita recuperar el vínculo social

por Miguel Ruiz
22 de mayo de 2025
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Que el fútbol es un negocio ya no debería sorprender a nadie. A pesar de todo, lo que sí parece empezar a cuestionarse es qué tipo de negocio se quiere para alimentar y regir un deporte que lleva más de 100 años acompañando nuestras vidas. Aunque hay pocas herramientas que puedan hacer frente al modelo de gestión centrado en grandes inversores y fondos privados que ha cogido fuerza en las últimas décadas, la alternativa más social y participativa tiene sede en Alemania: el famoso modelo del 50+1.

Una fórmula que, con matices, parece coger vuelo entre algunos sectores cercanos a un Real Valladolid herido y temeroso de que otra gran fortuna pueda volver a hacer daño a un equipo a pocos años del centenario. Una fórmula que ha permitido a clubes como el Bayern de Múnich, el Borussia Dortmund o el Union Berlin medirse con cierto grado de igualdad en la competición de élite en Alemania y mantener el fuerte vínculo de los clubes alemanes con su afición. Una parte sin la cual el fútbol pierde fuerza.

La Lagareta, tras la pista del vínculo de la tierra y el fútbol

Muchos ya los conocerán en Valladolid y provincia, aunque La Lagareta se haya reservado el espacio social junto al vino, pieza ineludible cuando se habla de arraigo y apego a una zona como la pucelana y que acoge a muchas otras realidades al calor de ese amor por lo cercano, ese apego por la cultura de la que bebemos (nunca mejor dicho) y en la que hemos crecido. Es por ello que Pablo Nieto, empresario y abonado del club vallisoletano, además del ‘alma máter’ de La Lagareta, ha empezado a ver una relación clara entre su amor por la tierra, por lo cercano, y lo que significa el Valladolid para muchos de los aficionados en estos tiempos oscuros.

Valladolid La Lagareta
Pablo Nieto, empresario y ‘alma máter’ de La Lagareta

Siendo uno de los impulsores de uno de los proyectos con más salud dentro de la promoción del ocio y la gastronomía de cercanía en la región, La Lagareta ha dado un paso clave posicionándose también en torno al club de la ciudad, abriendo ese arraigo de la mesa y de la vid al césped del José Zorrilla. Pablo Nieto alimenta esa reflexión en torno a diferentes propuestas y modelos de gestión en el seno del entorno blanquivioleta.

Su idea no es solo una crítica al modelo actual, pernicioso y siempre acompañado de la rentabilidad per se y no como fruto lógico de una empresa saludable, sino una llamada a construir un club que siga caminando al lado de su masa social, donde la gente tenga un peso real en la toma de decisiones y que piense en la salud del equipo a largo plazo, algo que hoy, en vista de las últimas propiedades, podría estar comprometida.

El modelo alemán, una referencia que no debería ser copiada, sino adaptada

¿Pero qué significa exactamente ese modelo 50+1? Como resumen, sirva entender que se trata de un formato en el que actualmente se mueve el fútbol en Alemania, a través de una norma que garantiza que todos los clubes profesionales mantengan, como poco, el 50% más una del total de las acciones del club en manos de la masa social, de sus socios. Una suerte de adaptación del modelo societario que dominó el fútbol español hasta la conocida reforma de las SAD.

Esta norma del 50+1 facilita una especie de “doble financiación”, permitiendo a su vez que empresas puedan invertir en el club de manera controlada, algo vital en la actualidad, sin que los socios pierdan ese vínculo responsable del club al que apoyan. De ese modo, tal y como sucede en los diferentes niveles de la Bundesliga, se impide que un único inversor pueda tomar el control total del club, asegurando que la gestión de este siga regida y aprobada en base a los intereses de su masa social. De su gente.

Valladolid Alemania Bundesliga
La Bundesliga, una competición regida por el 50+1 | Foto: Bundesliga

Sin embargo, en España no existe una legislación equivalente que pueda permitir volar demasiado la imaginación. Y, a pesar de todo, sí han ido surgido iniciativas que apuntan en esa dirección para facilitar la vuelta de los socios al control de sus clubes. Proyectos como la compra de acciones por parte de aficionados en equipos como el Real Oviedo, que lo salvaron de la desaparición, o incluso la histórica pretensión de clubes como Real Madrid, FC Barcelona o Athletic Club por mantener ese carácter como club muestran que el interés real de la gente de no perder el control total del fútbol y tomar decisiones desde el entorno con responsabilidad sigue muy vigente.

Sin embargo, la complejidad del marco legal y la resistencia de muchos de los sectores involucrados en el fútbol profesional parecen haber frenado un avance que parece incierto hoy en día, más aún en un escenario como el que vive una ciudad como Valladolid y el entorno de un club que acaba de descender y busca, casi desesperadamente, una salida a la situación viviva con Ronaldo al frente del equipo.

El club y su gente

Es ahí donde la idea de Pablo Nieto y La Lagareta proponen abrir un debate. Incluso entendiendo que es un marco de construcción a largo plazo: ¿No podría el Real Valladolid caminar hacia un modelo más abierto y participativo? ¿No es posible crear una estructura híbrida donde los abonados y los pequeños accionistas del entorno y de la región puedan tener voz y voto en los intereses de este club a las puertas de su centenario?

Ese peso en las decisiones estratégicas del club no solo puede ser interesante a nivel deportivo, sino clave para rejuvenecer y reconectar a la región con sus raíces y su futuro. Y el reto no es menor. Desde la llegada de Ronaldo Nazário como máximo accionista, el Real Valladolid ha experimentado una serie de transformaciones profundas en su estructura organizativa y financiera.

Y aunque en muchos casos haya podido facilitar el equilibrio de una estructura de club a nivel profesional, ha alejado a muchos de sus aficionados, que sienten que el club (el suyo, el de siempre) se ha ido olvidando de su base social y ha priorizado los criterios como empresa (más allá del deporte) muy por encima de la identidad de club local y esa conexión que debería ser natural con la grada que apoya en cada partido.

Valladolid Animación

Por ese motivo, Pablo Nieto plantea que en realidad no se trata solo de una confrontación con el modelo de negocio actual, sino de un proceso gradual que contemple esa mayor implicación de la gente del club: trabajadores, aficionados y socios, en virtud de una mejora colectiva y de futuro. “No estamos hablando de sustituir a los inversores, sino de equilibrar las fuerzas. De que la afición tenga mecanismos reales para participar en el futuro del club”, señala.

Ese camino hacia la hibridación que permiten modelos y normativas como la del 50+1 en el fútbol español, más concretamente en el Real Valladolid, parece ser largo, incierto y angustioso, así como complejo por los pasos a dar y la búsqueda de aquellos apoyos necesarios para que el deseo no se convierta en desesperación, pero abrir estos debates y plantear alternativas debería ser responsabilidad de quienes creen en un deporte como el fútbol más allá de la victoria y la derrota en el césped. Hacer que el fútbol tenga estructuras más inclusivas es el primer paso para reconectar al club y al propio deporte con su gente.

No olvidemos que este deporte, como tantos otros, nació de una charla, de un debate y de la necesidad de disfrutar, colectivamente, entre amigos, hermanos, vecinos y compañeros. Hoy, el fútbol se puede y se debe seguir construyendo en las gradas, en las calles y en el corazón de quienes sigan sintiéndolo como propio.

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