La historia del Pueblo Pitufo es una historia curiosa y de resiliencia. Se trata de un pueblo malagueño, llamado Júcar, que fue elegido por quienes crearon “Los Pitufos” para el rodaje de la película “Los Pitufos 3D”. Esto hizo que el pueblo se tuviera que teñir de azul y se convirtiese en un fenómeno que trajo no pocos beneficios económicos a sus habitantes. Fue cuando se reclamaron los derechos de autor, cuando el pueblo tuvo que renunciar a esto.
Por qué Júcar es el Pueblo Pitufo
Como hemos dicho, Júcar es conocido por haber sido el “Pueblo Pitufo”. Su historia es la historia de superación y resiliencia de un pueblo que ha sabido reinventarse y tomar decisiones en conjunto para salir de una crisis.
La historia del “Pueblo Pitufo” empezó cuando se buscaba una localización para grabar la película “Los Pitufos 3D”. Cuando se decidió que sería Júcar, de un día para otro el pueblo apareció todo pintado de azul. Una imagen que poco menos era de cuento de hadas y que hizo a quienes viven en él, sentirse especiales.
Pero lo mejor de todo es que esta decisión hizo que Júcar se convirtiera en destino turístico más que elegido por quienes eran fans de la ficción o por quienes se sentían atraídos por su estética o su historia.
El hecho de que esto fuera así, evidentemente y tal y como ocurre con destinos tan turísticos, hizo que el “Pueblo Pitufo” comenzase a reflotar a nivel económico y encontrase grandes ventajas en recibir tantas visitas y personas que ponían sus intereses y capitales en él.
Cuando se pidieron derechos de autor
La peor parte llegó cuando el “Pueblo Pitufo”, en el año 2017 y tras seis años de estar recibiendo beneficios económicos y de reconocimiento del resto de lugares, se viera con que se le reclamaban derechos de autor.
Fueron los/as herederos/as de Pierre Culliford, también conocido como Peyo, el creador de Los Pitufos. El problema es que el porcentaje que se exigía de derechos de autor, era lo bastante alto como para que compensase. Por eso, el Ayuntamiento decidió que no era viable.
Esta decisión se tomó, no obstante, tras una consulta popular. Un ejemplo de que el “Pueblo Pitufo” es un lugar democrático en el que se tiene en cuenta a quienes viven en él. Algo que hoy en día se podría considerar como algo casi imposible en otros lugares, como en las ciudades.
La reinvención de Júcar
Lo más bonito de la historia del “Pueblo Pitufo” es que supieron salir de esta ilesos y es más, se reinventaron con un cariz más propio y que no le venía de fuera, adaptando la oferta turística a sus especies únicas y a su propio sello.
Lo hicieron, por ejemplo, haciéndose llamar “La Aldea Azul” y vinculando este concepto a otros intereses locales como sus rutas micológicas, ya que hay variedades de setas que, curiosamente, son azules.
Es bonito ver como el “Pueblo Pitufo” ha sido un ejemplo más de cómo la creatividad es capaz de salvar al ser humano cuando parece sobrevenir una catástrofe. Y es que, en muchos casos y ante este tipo de crisis, sobre todo económicas, parece que se pierde el control de lo que puede pasar.
Sin embargo, gracias a que el Ayuntamiento tuvo en cuenta la opinión de los habitantes del “Pueblo Pitufo” y que este tenía recursos atractivos y una comunidad unida con buenas ideas, el pueblo se convirtió y adquirió, además, una identidad propia.
Esto último también puede ser importante para muchas personas, ya que la identidad de “Pueblo Pitufo” le vino más bien dada desde fuera y no se trataba de algo tan genuino como se trata en este caso.
 
			