¿Tokio? ¿Nueva York? ¿Londres? ¿Cuál es la ciudad más grande del mundo? Seguramente ante esta pregunta, las tres que hemos mencionado al principio se nos han venido a la cabeza, pero estaríamos tremendamente equivocados. Lo cierto es que seguramente ni nos suene su nombre, Chongqing, una ciudad de China que cuenta con más de 32 millones de habitantes y una extensión que supera los 82.000 km², superando así en tamaño a países enteros como Irlanda o Austria.
Sabiendo esto, la otra pregunta que nos toca hacernos ahora es ¿cómo puede una ciudad llegar a tales dimensiones y seguir siendo tan poco conocida fuera de su país? La respuesta está en su particular estructura administrativa y en el desarrollo urbanístico tan extraño que tiene, ya que no es una ciudad tal y como entendemos la palabra, ya que combina zonas urbanas, áreas rurales y montañas. Pero conozcamos un poco más acerca de Chongquing y por qué llama tanto la atención esta urbe china.
Una ciudad gigantesca y casi nadie conoce
Cuando uno piensa en una ciudad grande, imagina rascacielos, calles abarrotadas, un skyline reconocible… pero Chongqing rompe todos esos esquemas. Su jurisdicción incluye extensas áreas montañosas, valles profundos y decenas de municipios rurales integrados dentro de un mismo sistema administrativo, de tal forma que, aunque gran parte del terreno sea naturaleza o agricultura, se considera parte de una única ciudad.
La parte urbana, sin embargo, no se queda corta, ya que más del 70 % de su población vive concentrada en zonas densamente habitadas, lo que la convierte también en la ciudad más poblada del mundo en términos administrativos. Y aquí es donde esta ciudad empieza a parecerse más a una especie de metrópolis vertical y laberíntica, que a lo que normalmente entendemos por una gran urbe.
Moverse por Chongqing es como entrar en una película de ciencia ficción. Hay escaleras que suben a la calle, ascensores que bajan a un nivel subterráneo que es también una plaza, teleféricos que cruzan el río y líneas de metro que atraviesan bloques de viviendas. En esta ciudad, lo que parece una planta baja puede ser, en realidad, el tejado de un edificio de treinta pisos más abajo.
De nodo fluvial a símbolo de la urbanización china
Aunque pueda parecer una invención reciente, esta ciudad tiene más de 3.000 años de historia de los cuales, durante siglos fue un puerto clave en el río Yangtsé, y desde hace décadas funciona como uno de los principales motores logísticos e industriales del país. Su transformación se aceleró a partir de 1997, cuando se convirtió en una de las cuatro ciudades-chongqing administradas directamente por el Gobierno central, a la altura de Pekín o Shanghái.
Desde entonces, su crecimiento no parado, ya que en apenas unas décadas, pasó de ser un enclave regional con algo más de dos millones de habitantes a un gigante urbano que triplica la población de Madrid o Buenos Aires. Todo ello enmarcado dentro del modelo de urbanización intensiva que China ha desplegado para absorber población rural y redistribuir su desarrollo industrial.
La ciudad de Chongqing es, en muchos sentidos, un espejo de la actual China donde los adjetivos de pragmática, descomunal, eficiente y, al mismo tiempo, caótica e inabarcable le vienen al pelo. No es una ciudad que se pueda entender desde una foto ni desde un mapa y solo cobra sentido cuando uno camina por sus puentes, baja sus ascensores y cruza sus ríos en teleférico.
Actualmente, se enfrenta a muchos retos compartidos con otros lugares del mundo, tales como el envejecimiento de la población o el freno demográfico del país, pero lo que nadie puede dudar es que esta ciudad continúa siendo un fenómeno sin precedentes en todo el planeta Tierra, donde las dimensiones son difusas y el moverse entre diferentes niveles es el día a día de sus millones de habitantes.
 
			