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Buenas noticias para los amantes de los perros: tu impulso por acariciarlos a todos tiene una explicación psicológica

por Elena
30 de junio de 2025
Buenas noticias para los amantes de los perros

Buenas noticias para los amantes de los perros

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Seguro que muchos de nosotros cuando vemos perros en la calle, sentimos el impulso de acariciarlos y, aunque lo terminemos haciendo o no, puede extrañarnos y preguntarnos de dónde nos vienen esas ganas de rascarles en las orejitas o en el lomo. Y no debes sentirte raro, porque no es solo un pensamiento que compartimos entre muchos, sino que responde a algo mucho más arraigado en nuestro cerebro como humanos y que está relacionado con la empatía, la calma emocional y la búsqueda de la conexión social.

Es decir, cuando acaricias perros, ya sean propios o ajenos, no solo sacas tu lado más tierno, sino que liberas tensiones, generas hormonas del bienestar y fortaleces tu autoestima y tus relaciones. No es casualidad que tantas personas, al ver un perro, sientan la necesidad casi automática de acercarse y acariciarlo, ya que ese impulso, según los psicólogos, revela mucho sobre cómo gestionamos el estrés y cómo nos relacionamos con los demás.

Por qué es tan bueno acariciar perros

Numerosos estudios han analizado cómo el contacto con estos animales activa mecanismos muy positivos en nuestro cuerpo, ya que al acariciarlos liberamos oxitocina (la conocida como “hormona del amor”), mientras disminuye el nivel de cortisol, la hormona que genera estrés. Esto ayuda a regular la presión arterial, ralentizar el ritmo cardiaco y, en general, a sentir una profunda sensación de tranquilidad.

Pero no te creas que los beneficios acaban ahí, ya que tocar a un perro, sobre todo si nos encontramos en un momento de tensión, no genera una especie de refugio emocional que nos permite conectar con nuestra calma interior. Este es uno de los motivos por los que se usa en terapias para ayudar a personas con ansiedad o depresión a mejorar su estado anímico en las conocidas como “canoterapias”.

En realidad, el simple hecho de cruzarte con perros en la calle y pararte a acariciarlos habla de tu personalidad, ya que los investigaciones apuntan a que quienes sienten ese impulso con más frecuencia suelen ser personas empáticas, abiertas y sensibles. Los perros funcionan como catalizadores sociales y nos ayudan a entablar conversación con otros dueños, a mostrar cercanía sin miedo al rechazo y a expresar afecto de forma natural.

Los perros son un reflejo de nuestra parte más afectiva

Pero más allá de tratarse de un gesto puntual, el hecho de convivir con perros nos hace tener un estilo de vida mucho más saludable, ya que estos animalitos nos obligan a tener una rutina diaria muy marcada al tener que salir a pasearlos varias veces, cuidar cómo los alimentamos, jugar con ellos y estar comprometidos, en general, con su bienestar. Todo esto nos aporta estabilidad y reduce la sensación de soledad o desorden en épocas que son más complicadas y que vienen ligadas a estrés o malos hábitos, como momentos en donde hay más trabajo y si pasamos por una situación personal nada favorable.

El hecho de acariciar perros de forma habitual también refuerza nuestras habilidades sociales, algunas incluso que ya hecho olvidado, como la paciencia, la tolerancia y la capacidad de observar señales no verbales, gracias a que los perros son unos verdaderos expertos en transmitirnos su estado de ánimo sin hablar. Es por ello que nosotros, como humanos, debemos aprender a interpretar ese lenguaje corporal tan suyo para saber qué necesitan, lo que mejora nuestra intuición y empatía hacia otras personas. Lo cierto es que este intercambio emocional entre perros y humanos es tan fuerte que muchos psicólogos ya hablan de un “lenguaje táctil compartido” en el que el afecto va en ambas direcciones.

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