Las semillas de frutas suelen terminar en la basura sin que seamos conscientes de todo el potencial que entrañan. En el caso de las cerezas y picotas, lo que parece un simple hueso puede ser el primer paso para cultivar un árbol frutal en casa. Y lo mejor, es que no hace falta tener un gran jardín para lograrlo.
En un momento en el que cultivar tus propios alimentos gana protagonismo, plantar un cerezo a partir del hueso es uno de esos proyectos que combinan sostenibilidad, paciencia y satisfacción. A pesar de que no hay que negar la evidencia (el proceso es lento y requiere ciertos cuidados), el resultado merece la pena, un bello árbol que crecerá ante tus ojos, floración tras floración.
Así pues, previamente de empezar hay que tener en cuenta que no todos los cerezos nacidos de huesos producirán fruta igual a la original. De todas formas, es una forma entretenida y económica de empezar en el cultivo de árboles frutales desde cero.
El tipo de cereza que hay que usar y cuándo plantar
Para que el hueso germine con éxito, es mejor usar cerezas frescas, a ser posible ecológicas o locales. Cuanto menos manipuladas, mayor será la posibilidad de que las semillas estén sanas. El momento perfecto para plantar los huesos es en verano o principios de otoño, justo después de la temporada alta del fruto.
Lava bien los huesos de cereza para deshacerte de los restos de pulpa y déjalos secar durante varios días. Algunos jardineros optan por romper un poco la parte exterior del hueso para acelerar la germinación, pero este paso debe hacerse con cuidado para no dañar el interior.
Cómo hacer la estratificación en frío
La gran parte de los cerezos requieren pasar por un periodo de frío para activar su germinación. Este proceso se llama estratificación en frío, y puede reproducirse sin ningún problema en casa metiendo los huesos en la nevera durante 10 a 12 semanas. Para ello, mezcla los huesos con un poco de musgo o papel de cocina húmedo dentro de una bolsa hermética. Guarda la bolsa en el cajón de las verduras y échale un vistazo de vez en cuando que no haya moho. Tras ese tiempo, las semillas estarán listas para ser plantadas.
Cómo plantar los huesos de cereza
Una vez llevada a cabo la estratificación, siembra los huesos en una maceta pequeña con tierra rica en nutrientes y buen drenaje. Lo perfecto es colocarlos a unos 2 o 3 centímetros de profundidad. Riega con cuidado y coloca la maceta en un lugar soleado, evitando el exceso de humedad.
El proceso de germinación puede durar entre 3 y 6 semanas, en función del tipo de cereza y las condiciones ambientales. Mantener una temperatura estable y proteger los brotes jóvenes del viento o los cambios bruscos ayudará a que germinen.
Cuándo es el momento y cómo trasplantar el cerezo
En el momento en el que las plántulas lleguen a unos 15 cm de altura, podrás trasplantarlas a una maceta más grande o directamente al jardín. Elige un lugar con sol directo y asegúrate de que el sustrato tenga buen drenaje. Si decides mantenerlo en maceta, selecciona un recipiente profundo y ancho.
Ten mente que el cerezo es un árbol de crecimiento lento, por lo que necesitará unos cuantos años para desarrollarse totalmente. Poda con moderación, elimina ramas débiles y proporciona un tutor si lo cultivas en exterior para evitar que el viento lo dañe.
Saber si mi cerezo dará cerezas
No todos los cerezos cultivados a partir de huesos dan frutos, y si lo hacen, puede que tarden entre 5 y 7 años. Aun así, muchas personas los cultivan por su valor ornamental: pocas cosas igualan la belleza de sus flores blancas en primavera. Asimismo, a pesar de que no produzca cerezas comestibles o en gran cantidad, sigue siendo una planta atractiva, resistente y con un gran valor simbólico.
 
			