Es oficial: André Ferreira ya es pasado del Real Valladolid. La entidad blanquivioleta ha confirmado a primera hora de este lunes una noticia que se venía cociendo desde hacía días, como es el adiós del guardameta luso, cuya rescisión se produce año y medio después de que arribara a Zorrilla; primero, en calidad de cedido, y más tarde, por la -increíble- obligación de compra que contenía su contrato en caso de ascenso, uno que se produjo y por el cual militó la temporada pasada en el Pucela, donde, sin embargo, nunca llegó a hacerse con un sitio.
Tanto es así que el paso del cancerbero portugués por el Real Valladolid ha pasado casi inadvertido, puesto que los apenas nueve partidos oficiales que jugó hablan de un André Ferreira que ha pasado de puntillas por el equipo que ahora abandona. Así, tras su llegada para sustituir a John Victor en el mercado de invierno de la temporada 2023/24, no resultó una amenaza real al estatus de Jordi Masip, quien no renovaría luego y quien se acabó retirando en ese momento; mucho menos en Primera División, donde, al menos, debutó de blanquivioleta.

El paso en falso de André Ferreira
En todo momento, desde que comenzó el verano pasado, se dio por supuesto que André Ferreira sería suplente para Paulo Pezzolano, como así sucedió. La llegada de Karl Hein le mantuvo en el ostracismo, uno del que no fue capaz de salir por sí mismo. Así, en esas eliminatorias de Copa del Rey que disputó no demostró demasiado, encajando goles contra rivales a priori netamente inferiores, o por lo menos, que estaban varias categorías por debajo de Real Valladolid. Dentro del pobre rendimiento generalizado, no supo reponerse individualmente.
Tampoco cuando jugó en LaLiga EA Sports. Unas molestias físicas propiciaron que Arnau Rafús se estrenase antes que él, en aquel partido que vivió en el banquillo contra la Real Sociedad en el Reale Arena. Cuando se recuperó del todo llegó su hora, pero encajó dos goles o más en cada encuentro liguero que disputó: recibió veinte en total en solo seis jornadas y sendas goleadas de Getafe, Atlético de Madrid o Betis (cuatro, cuatro y cinco goles, respectivamente). Fruto de ello, cuando Hein estuvo bien, Ferreira volvió a su sitio en el banquillo.

Sin lugar a la redención
Aunque como en otros casos cabría pensar en una posibilidad de redención, a tenor del caché que llegó a tener, cercano a la selección absoluta de Portugal, así como por el hecho de que su prime en el Granada fue, allí sí -y puntualmente- de gran nivel, en ningún caso el Real Valladolid se ha planteado la posibilidad de que continuase. Después de la salida del club de Ricardo Pereira, entrenador de porteros que le conocía de su etapa en el Benfica y que fue su principal valedor, quedó señalado y llegó a valorarse incluso su marcha durante el pasado mercado invernal, en el que hubo dudas respecto a si era Álvaro Aceves quien debía quedarse.
Finalmente, fue el canterano quien salió a préstamo al Eldense y Ferreira siguió siendo acompañante de Hein, con esas circunstancias antes mencionadas. De cara al verano, sin embargo, las cartas estaban marcadas: sí o sí, su adiós estaba abocado a producirse. Lo estaba con la anterior gerencia y lo ha estado desde que llegó Víctor Orta, quien pronto firmó a Guilherme Fernandes como un claro aviso a navegantes. Junto a su compatriota, le ha empujado hacia la puerta de salida el propio Aceves, otro portero joven y con una imagen a priori más ‘limpia’ que un André Ferreira que, no obstante, mantiene su caché en su país, ya que apunta al Portimonense de la Primeira Liga.
