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No, si tu perro te chupa, no es porque te quiera mucho: una educadora canina revela sus razones reales

por Elena
29 de julio de 2025
Si tu perro te chupa, no es porque te quiera mucho

Si tu perro te chupa, no es porque te quiera mucho

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Si tienes un perro y alguna vez te ha lamido la mano, la cara o incluso los pies, seguro que has pensado “¡qué mono, esto debe ser porque me quiere muchísimo!”. Pero, según explica Alba Fernández, educadora canina especializada en comportamiento, esa interpretación que nosotros le damos, puede estar muy lejos de lo que en realidad está intentando decirnos nuestro perro, ya que lamer no siempre es una muestra de afecto, y entender el porqué puede ayudarte a mejorar la relación que tienes con tu mascota.

De hecho, Fernández avisa de que cuando un perro lame muy insistentemente, no está diciendo “te quiero”, sino algo más parecido a “esto me incomoda” o “me siento inseguro”, por lo que sentimos decepcionarte, pero lo que muchos interpretan como un gesto de amor o de afecto, en realidad puede ser una llamada de atención emocional que suele pasarnos desapercibida o que se camufla bajo todo lo contrario.

¿Por qué los perros lamen? Más allá del cariño

Al igual que pasa con muchos animales, en el mundo canino los lamidos tienen muchos matices y, aunque es cierto que algunos perros lamen como parte de su vínculo con nosotros, según esta experta, también lo hacen para comunicar un estado emocional. “Lo más común que se malinterpreta son los lamidos”, explica Fernández. “Muchas veces están diciendo justo lo contrario a lo que creemos: que están tensos, que algo les inquieta o que están intentando calmar la situación”.

Un ejemplo muy claro lo tenemos en cuando un niño se acerca demasiado al perro y este le lame, algo que muchos de nosotros interpretamos como que lo está cuidando, causándonos mucha ternura. Pero, como señala Fernández, ese lamido puede ser una forma de decir “esto me pone nervioso”, y debemos tener mucho cuidado con esto, ya que si no lo leemos bien, podemos exponer al animal a una situación incómoda o incluso peligrosa.

Si queremos comprobar si este es el caso de nuestra mascota, podemos empezar por probar a poner la mano cerca de él, y si lo que pasa inmediatamente después es un lamido, no hay que pensar que lo ha hecho por cariño, ya que en la mayoría de los casos está evaluando este gesto, como diciendo “¿Qué vas a hacer con esa mano?”, por lo que podemos concluir que es una forma de gestionar la incertidumbre que le provoca esa situación.

El lenguaje silencioso del perro

Los lamidos no son la única herramienta que tiene un perro para comunicarse, algo que podemos encontrar en el uso de bostezos en situaciones de tensión, en el lamido de su hocico cuando algo les incomoda o cuando apartan la mirada para evitar un conflicto. Todos estos gestos son conocidos como “señales de apaciguamiento” y son una forma de decir “no quiero problemas” o “necesito mi espacio”.

Pero hay mucho mucho más, ya que si le vemos agacharse con las orejas hacia atrás, rascarse sin motivo aparente o sacudirse como si se acabaran de mojar es porque está liberando estrés acumulado, a pesar de que muchas veces se confunden con juegos, cosquillas o comportamientos graciosos.

Fernández insiste en que estas señales son tan importantes como el ladrido o el movimiento de la cola. “Aprender a leerlas cambia por completo la convivencia”, a los cual añade que muchos de los problemas de comportamiento que se ven en su consulta tienen su origen en esa falta de comunicación real entre humanos y perros, ya que confunden o desconocen lo que realmente quieren decir con estos gestos.

Es cierto que queremos tanto a nuestros animales que, a veces, olvidamos que no son personas pequeñas con pelo. Humanizar a un perro puede hacer que interpretemos sus gestos como si fueran los de un hijo u otro niño, algo que complica posteriormente las cosas, ya que si lo tratamos como un ser humano, dejamos de ver lo que realmente necesita, y es espacio, calma, rutinas y, sobre todo, que se respete su lenguaje.

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