La historia de Iván Alejo y el Real Valladolid es la de una historia de amor interrumpida que ha decidido darse una segunda oportunidad. Será en la temporada 25/26 que ambos juntarán de nuevo sus caminos para tratar de encontrar una vía común en la que Pucela y Alejo puedan regresar a jugar en la élite del fútbol español. Más que un fichaje, parece un reencuentro.
Nacido en Valladolid, formado en sus categorías inferiores y proyectado luego en otros destinos, el extremo regresa a casa en un momento crucial para la entidad blanquivioleta, donde el reto de devolver al club a Primera puede ser una gran respuesta al compromiso emocional del extremo con el escudo, algo que le podría conducir a hacer ciertas concesiones sobre su rol e importancia en los planes de Guillermo Almada, donde su utilidad táctica puede ir más allá de sus funciones ofensivas.
Alejo no es un recién llegado a la categoría, pues, a sus 29 años, ya ha recorrido una amplia trayectoria en Primera y Segunda División, pasando por clubes como Alcorcón, Eibar, Getafe o Cádiz. Su fichaje responde a esa necesidad evidente de reforzar la plantilla con alguien que entienda lo que se juega el equipo en este escalón competitivo, pero más allá de su papel como referente en un vestuario joven, la clave de Alejo puede estar también en su encaje sobre el césped. Especialmente en la banda diestra.
El Alejo extremo, su rol más dominante
En su versión más conocida y destacada, Iván Alejo es un extremo puro, de esos que buscan la línea de fondo, encaran sin miedo y usan el desborde como arma esencial. A lo largo de su carrera, se ha destacado por esa capacidad para abrir el campo y generar desequilibrio con el uno contra uno. Sin ser un gran goleador ni un especialista del regate, sí ha sabido ser útil como un animador del juego por fuera, descargando la presión del equipo y ofreciendo una opción de pase en amplitud.
Sin tener cifras llamativas, Iván Alejo aporta esa continuidad en el juego por banda. Es un futbolista que no se esconde en el campo y que siempre la pide en los momentos de atasco, que incluso destaca por no rehuir el contacto. Su interpretación del juego le permite adaptarse a diferentes alturas del campo y su físico le ayuda en los duelos tanto por alto como en carrera. En el actual Valladolid, que busca ser protagonista con y sin balón, esa capacidad para atacar y defender la banda sin perder energía resulta especialmente valiosa.
El Alejo lateral, un rol por descubrir
Pero quizás lo más llamativo de este nuevo Iván Alejo es su adaptación parcial al lateral diestro. En el primer amistoso ante el Pafos FC, Almada lo utilizó en esa posición y el resultado fue tan convincente que no ha cesado en su empeño de ubicarlo en ese rol. Alejo no desentonó en tareas defensivas, mostró orden posicional y supo cuándo incorporarse al ataque sin descuidar la espalda. Esa experiencia como extremo le da ventaja a la hora de interpretar los movimientos del rival y proyectarse ofensivamente.
Algo que se ha repetido durante los amistosos de pretemporada en Chile, pues sin necesidad de grandes alardes, el vallisoletano ofreció soluciones y mostró compromiso y capacidad para aparecer como clave para ejercer la presión alta y ser un puntal defensivo en posiciones intermedias, uno de los pilares del estilo de Almada. Aunque no es muy habitual encontrar en Segunda División un futbolista capaz de rendir a buen nivel tanto en la línea defensiva como en la de ataque, parece que Almada ha encontrado un comodín.
Alejo ha demostrado que puede encajar en ese perfil versátil que permite al equipo ajustar piezas sin renunciar a su identidad y cambiar con pocos movimientos el sistema de inicio. Con dibujos como el 1-4-3-3 o incluso en el 1-4-2-3-1, su polivalencia podría ser un activo interesante. Dentro del plan que hemos visto en estos partidos en Chile, con un marcado 1-4-4-2 de inicio, también tiene esa opción de ocupar ambos roles y cubrir la banda por completo, dar aire en los repliegues y convertirse en una amenaza pisando campo rival.
Con este Valladolid aún en construcción, en el que conviven muchos jóvenes con proyección y algunos fichajes en busca de su lugar, Iván Alejo representa ese punto de anclaje a la realidad del Pucela y su contexto actual. Un jugador al que, si demuestra ese cambio y madurez de la que habló en su presentación, se podrá recurrir cuando el partido pida un punto de calma, cabeza y experiencia, siendo también un perfil que eleve el nivel competitivo como recurso.