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Juric se gana un sitio

El mediocentro croata empieza como titular una temporada 2025/26 en la que deberá controlar su ambición posicional

por Miguel Ruiz
19 de agosto de 2025
Juric Valladolid

Juric, ante el Ceuta | Foto: Real Valladolid

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Stanko Jurić se ha consolidado como uno de los futbolistas más determinantes en el centro del campo del Real Valladolid, especialmente por la importancia que tiene su papel como mediocentro de contención en un doble pivote en el que, de manera sorprendente, ha vuelto a ser clave. En un equipo que busca afianzarse en Segunda División con solidez táctica y equilibrio, su figura representa un ancla necesaria, capaz de sostener al bloque y dar seguridad a los compañeros que tienen mayor vocación ofensiva.

Su llegada en el verano de 2023, procedente del Parma, supuso un refuerzo de garantías para un puesto que pedía contundencia física y lectura táctica, dos atributos que el croata ofrece con naturalidad y que, de manera clara, ofreció en esos primeros meses. Su imponente físico, con casi 1,90 metros de altura, le permite imponerse en los duelos y ganar presencia en las disputas aéreas, algo fundamental en una categoría donde el juego directo y las segundas jugadas marcan diferencias.

Juric Parma
Juric, en su etapa en el Parma

Más allá de esa fortaleza física, Jurić destaca por su capacidad para anticiparse, cortar líneas de pase y dar equilibrio al equipo, protegiendo a los centrales y permitiendo que los interiores y los extremos puedan asumir riesgos en zonas ofensivas de manera regular. Esa labor invisible es la que le convierte en pieza casi imprescindible y la que le capacita para hacerse importante en este Pucela. A la vez, es la que explica por qué acumula una cantidad notable de minutos desde que llegó al club y su rol casi inamovible en el doble pivote de Guillermo Almada.

Jurić no necesita adornarse con pases de fantasía ni romper líneas con conducción; su misión es más simple, pero no menos valiosa: sostener al equipo, recuperar, dar continuidad con el pase corto y evitar que el rival pueda correr con espacios. Esa simplicidad, bien ejecutada, es lo que convierte a un jugador de sus características en indispensable.

Juric y la ambición

Sin embargo, su rendimiento ante el Ceuta no está exento de matices. La caída de nivel en Primera, e incluso en algunas de las últimas semanas en Segunda División, generaron dudas lógicas sobre el potencial de un jugador que, a menudo, pierde el norte sobre el rol que debe potenciar durante el partido. En una competición tan exigente como LaLiga Hypermotion, con partidos intensos, campos complicados y rivales que castigan cualquier desajuste, el rol del mediocentro defensivo adquiere un valor diferencial.

Juric Valladolid
Juric, con el equipo blanquivioleta | Foto: Real Valladolid

En muchos de los encuentros de Stanko Juric, el croata se ha visto tentado a asumir funciones que no corresponden a su rol, adelantando su posición o intentando generar juego en zonas donde el error pesa demasiado. Esos desajustes han derivado en pérdidas y en situaciones de peligro que pudieron costar caro, lo que ha encendido cierta alarma en torno a la necesidad de que se centre en lo que mejor sabe hacer. El mediocentro de contención debe ser disciplinado, mantener la posición, ofrecer siempre una línea de pase de seguridad y cortar transiciones rivales sin dejar espacios a la espalda.

Cuando Jurić se mantiene firme en ese papel, el equipo gana solidez; cuando se desordena, todo el bloque se resiente. El propio cuerpo técnico ha recalcado la importancia de que el croata se asiente en esa función de ancla y Guillermo Almada, que apuesta por un equipo dinámico, vertical y con presión adelantada, necesita una figura que equilibre el vértigo ofensivo. Jurić, por características, está llamado a ser esa referencia. Su agresividad bien dirigida, su capacidad de choque y su experiencia en el fútbol internacional lo convierten en el jugador indicado para aportar serenidad en un mediocampo.

De cara al futuro inmediato, el Real Valladolid necesita que Jurić acepte plenamente esa función sin querer abarcar más de lo que le corresponde. Su margen de mejora pasa por afinar la concentración, reducir los errores no forzados y potenciar sus virtudes naturales. Si lo consigue, puede convertirse en uno de los líderes silenciosos del equipo, un futbolista cuya influencia se mide en la estabilidad que otorga al conjunto más que en las estadísticas visibles.

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