En el CD Castellón han ganado un partido inesperado y muy ilusionante incluso antes de comentar la temporada. Mediapunta catalán, formado en varios equipos de la zona y con pasado en la cantera del Atlético de Madrid, Álex Calatrava llegó al Castellón en el verano de 2024 para hacer a la grada enamorarse de manera inmediata por su capacidad para influir en el juego del equipo orellut.
Con 25 años recién cumplidos y pasado en el filial del Atlético de Madrid, en la UE Sants, en Parets y en la UA Horta, en Álex Calatrava se destaca fácil su zurda limpia, la gran visión de juego que le permite dirigir ofensivamente al equipo y esa capacidad innata para ser decisivo en zonas calientes. Un animador del juego que, continuamente, suma enteros a esa fase ofensiva.
La temporada pasada en Segunda División ya aportó seis goles y once asistencias, destacando por su capacidad para generar pases bajo presión, posicionándose entre los mejores jugadores de Europa en esa faceta. El suyo, por tanto, no fue un fichaje cualquiera, sino la de alguien con recorrido, sacrificio y ganas de asumir responsabilidad en un equipo que, en ese momento, estaba recién ascendido y que hoy pretende luchar por crecer.

La radiografía a Calatrava
En el terreno táctico, Calatrava es el cerebro ofensivo más interesante del CD Castellón. El jugador ocupa el espacio entre líneas, conectando con movilidad al delantero centro y proporcionando opciones de finalización diversas para el remate. Pero es que eso no es todo, ya que su interpretación del rol le permite regular los tempos, ocupar zonas muy distintas y adaptarse al contexto necesario.
Si el Castellón debe acelerar, despliega conducción con pausa; si necesita meterse atrás y gestionar balones, recapacita sin perder el sitio. Su relación con los extremos y su capacidad para asistir desde la frontal le convierten en un enlace clave y, sin Calatrava, el juego albinegro siempre pierde fluidez, espontaneidad, verticalidad y sorpresa. Es un jugador clave para entender el éxito más allá de la idea.

La renovación que ha firmado hasta 2029, con cláusula de rescisión elevada a más de diez millones de euros, ha sido entendida como una apuesta firme por el presente y el futuro. El propio presidente, Bob Voulgaris, celebró el acuerdo destacando que Calatrava es una “pieza clave del proyecto”. Más allá del papel que cumple en el césped, su continuidad es una señal institucional poderosa. Mantener su presencia es estratégico. El club da confianza a la afición y refuerza el modelo de crecimiento sostenible que pretende consolidar el CD Castellón.
Además de que la renovación lleva consigo una carga emocional. Calatrava ha rechazado ofertas desde Primera División e incluso de mercados extranjeros, lo que refuerza el vínculo sentimental con el club castellonés. Cala eligió quedarse y ser parte de un proyecto que mira hacia arriba, recuperando la ilusión en Castalia y transformando su compromiso en un mensaje potente. Se construye, por tanto, una relación sólida de cohesión entre proyecto, recursos y estabilidad a la que deberán sumar rendimiento. Algo que, con Calatrava, parece más sencillo.
En lo colectivo, más allá de que su juego y su liderazgo lo han convertido en un referente para sus compañeros, su aporte se refleja en el rendimiento del equipo de manera clara. El Castellón encontró con él a alguien que une, que defiende un modelo sin renunciar a soñar y que puede dinamizar partidos con un pase o romperlo con una asistencia precisa. El bloque responde mejor cuando Cala está en el campo. La presión ajustada cobra sentido, el fútbol vertical logra continuidad y la idea de Johan Plat gana coherencia y recursos para resolver y animar el juego.
Una influencia que va más allá de las estadísticas y que refleja que Calatrava es más que un mediapunta para el CD Castellón. Su figura, a nivel institucional, es el emblema de un proyecto en construcción. Además, dentro del fútbol, es un talento llamativo en una zona importante siempre para construir. Su habilidad técnica, su movilidad y su influencia y visión hacen de su renovación hasta 2029 una fiesta. Un punto de anclaje para el CD Castellón, que aspira a consolidarse en la categoría de plata y, por qué no, soñar en crecer para su gente.

