Mudarse a Suiza trae consigo muchas novedades, algunas tan inesperadas como la rutina para poner la lavadora, y que es algo que a muchos españoles que llegan al país helvético les sorprende, como es descubrir que su apartamento puede no incluir una lavadora propia. En la mayoría de los edificios, especialmente los más antiguos, existe una sala comunitaria donde todos los vecinos comparten máquinas para lavar y secar la ropa, por lo que esta rutina de llegar y pulsar un botón ya no es una tarea tan sencilla como en nuestro país, ya que en Suiza, hacer la colada requiere planificación, disciplina y respeto por los turnos.
El primer choque cultural aparece al darse cuenta de que no se puede lavar “cuando apetece”, y es que los residentes suelen tener asignado un día o un bloque horario para usar la lavadora, y cualquier incumplimiento puede generar incomodidad entre los vecinos. Los españoles que llegan a Suiza deben acostumbrarse a esta forma de organización y entender que, en muchos casos, cambiar el horario implica negociar con otros inquilinos y adaptarse a normas comunitarias estrictas sobre ruido y horarios.
En Suiza se comparte la lavadora en los bloques de vecinos
En Suiza, tal y como ya te hemos adelantando al principio de este artículo, las salas de lavandería colectiva pueden ser la prueba de fuego con la que comprobar que tan buena convivencia podemos tener en el país helvético, algo que en muchas ocasiones puede suponer tener que reeducarnos en ciertos hábitos. Cada vecino reserva la máquina según turnos preestablecidos, que pueden ser semanales o incluso diarios, garantizando que todos tengan acceso sin conflictos, lo cual es cierto que nos puede parecer rígido para quienes vienen de España o Latinoamérica, donde la mayoría de viviendas tiene lavadora propia y la colada se hace sin restricciones de horario.
Pero con el tiempo, muchos incluso lo prefieren ya que, aunque hay restricciones, también hay una serie de ventajas, como lo son que el mantenimiento es compartido, hay una menor inversión individual y un orden que evita que procrastines en lo que a lavar la ropa se refiere.
Pero es que debemos tener en cuenta que tendremos también alguna que otra limitación adicional, y no precisamente por parte del calendario que llevemos, sino porque en Suiza, hacer ruido a determinadas horas y determinados días puede ser una falta de respeto, incluso aunque la lavadora la tengamos dentro de nuestra casa, por lo que por la noche o los domingos es mejor que te abstengas a hacer esta tarea si no quieres empezar a llevarte miradas cargadas de cuchillos por parte de tus vecinos.
El mejor consejo para los recién llegados es que se planifiquen la semana
Lógicamente, cuando uno no está acostumbrado a una rutina, el hecho de llevarla a cabo e implementarla puede costarles, lo cual también se aplica a este caso. Y es que al principio, muchos españoles dicen que no se hacían con los horarios, por lo que tiraban de intercambiar horarios con los vecinos, algo para lo que es necesario una buena comunicación y educación con ellos. Aunque esto sea así cuando son recién llegados, con el tiempo muchos han reconocido que se han acostumbrado a ello e, incluso, lo valoran mucho más, ya que tener la ropa limpia, que haya una convivencia respetuosa y tener horarios claros evitan las posibles sorpresas desagradables.
Así, los españoles que se mudan a Suiza descubren que poner la lavadora deja de ser un gesto cotidiano para convertirse en un ejercicio de organización, paciencia y colaboración vecinal; y, aunque resulte sorprendente al principio, muchos terminan apreciando la previsión y el orden que este pequeño detalle aporta a la vida diaria en el país helvético.
 
			