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Adiós a la crisis de los 40: cada vez más jóvenes se sienten frustrados antes de esa edad y estas son las razones

por Elena
8 de septiembre de 2025
Adiós a la crisis de los 40: cada vez más jóvenes se sienten frustrados

Adiós a la crisis de los 40: cada vez más jóvenes se sienten frustrados

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Si creías que la famosa “crisis de los 40” era la primera gran etapa de frustración en tu vida, puede que te sorprendas al saber que cada vez más jóvenes atraviesan esa sensación mucho antes, y es que lo que antes se asociaba con la mediana edad ahora aparece ya entre los 20 y los 25 años, es decir, ansiedad, dudas sobre el futuro y presión social se han adelantado casi dos décadas. La falta de estabilidad laboral, la imposibilidad de acceder a una vivienda digna y la comparación constante con los demás son factores que disparan la frustración entre los jóvenes, y los expertos confirman que, por desgracia, esta tendencia no es pasajera.

Más allá de la edad, esta frustración se vincula con cambios estructurales de la sociedad actual, ya que ahora mismo para los jóvenes, planificar la vida adulta se ha convertido en algo verdaderamente complejo debido a la gran cantidad de contratos temporales, los bajos salarios y la dificultad de encontrar un proyecto vital claro, factores que generan un sentimiento de inseguridad que antes solo se veía en etapas posteriores de la vida. En este contexto, la “crisis de los 20” no solo refleja un malestar emocional, sino también la adaptación de la juventud a un entorno económico y social mucho más exigente que el de generaciones anteriores.

De la estabilidad al vértigo: por qué los jóvenes viven antes su crisis existencial

Históricamente, la década de los 20 años para una persona, era más un sinónimo de independencia, crecimiento y la construcción de ese proyecto vital que más tarde se iba a poder disfrutar; justo lo contrario a lo que está pasando en la actualidad, ya que muchos jóvenes llegan a esa edad sin ninguna base sólida o sin un pilar en el que apoyarse. Atrás quedaron lo tiempos en los que ya a esas edades se podía tener vivienda propia, un salario suficiente para mantenerse e, incluso, ahorrar y el tener más certezas sobre el futuro.

Ahora mismo, todo eso que hemos mencionado es simplemente un sueño muy lejano que solo disfrutan unos pocos afortunados, por lo que la falta de estabilidad ha hecho que las decisiones más trascendentales o importantes de nuestras vidas (elegir una carrera, independizarse, formar una familia…) ya sean una decisión, sino un privilegio que casi nadie puede plantearse.

Tanto especialistas en psicología como en sociología coinciden en que, todo ese vértigo que se ve ahora en los jóvenes no significa que sean inmaduros, sino que todo este contexto social que les rodea ha alterado las etapas de madurez tal y como las conocíamos. Es muy común encontrar gente de esas edad con periodos de ansiedad y frustración debido a la presión por cumplir las expectativas tanto propias como ajenas, así como ese miedo a fracasar antes de asentarse tanto en lo personal como en lo laboral han hecho que lo que conocíamos como la crisis de los 40 años, la estén sufriendo “chavalitos” en sus 20.

Los principales culpables con la precariedad y las redes sociales

Uno de los principales culpables de toda esta situación es la precariedad laboral, tal y como ya hemos comentado, ya que nos encontramos en un contexto marcado por los contratos temporales, los sueldos bajos y los empleos inestables, puntos que impiden a los jóvenes consolidar una vida adulta de calidad, a lo que hay que sumarle el encarecimiento de la vivienda, lo cual retrasa el poder independizarse, generando esa sensación de que se depende de la familia por mucho tiempo, incluso en edades en las que “ya no se debería”.

A esto hay que añadirle que las redes sociales ejercen un efecto amplificador, ya que muestran constantemente modelos de éxito poco realistas que generan frustración y sensación de que no hacemos o no somos suficiente, y si mezclamos esto con el punto de la precariedad, obtenemos un cóctel en el que es normal que surja la ansiedad, provocando que los jóvenes sientan que no cumplen con los estándares impuestos y que su vida no progresa al ritmo esperado.

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