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Las 3 claves del empate del Valladolid ante el Zaragoza

Una mirada profunda a los motivos que llevaron al Pucela a empatar en el duelo ante el cuadro zaragocista en el Ibercaja Estadio

por Miguel Ruiz
7 de septiembre de 2025
Valladolid Juric

Juric volvió a ser titular con el Pucela | Foto: Real Valladolid

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El Real Valladolid volvió a encontrar el empate en LaLiga Hypermotion ante el Real Zaragoza. Por vez primera, eso sí, tocó remar contracorriente al ponerse su rival por delante en el marcador, aunque solo fueran tres minutos entre el 1-0 de Dani Gómez y la respuesta de un Víctor Meseguer que, más allá de marcar un bonito gol de espuela, no fue capaz de crear juego y fue claramente señalado en la pérdida de balón en defensa que propició la ocasión que acabó en gol para los maños. Una radiografía más profunda muestra detalles repetidos y, desgraciadamente, algunos nuevos, en un Valladolid apático.

Nadie puede dudar que estamos (en la jornada 4, eso sí, no hay que activar alarmas) ante el partido más feo de los vistos hasta ahora, por parte del Pucela y, también, del propio rival. Un partido trabajo, de poca presencia en el área y con poca inventiva y capacidad para inquietar al contrario más allá del aprovechamiento de errores por parte del rival o de envíos directos al área desde las bandas.

En la búsqueda de las razones que impulsaron este empate del Real Valladolid en Zaragoza, en el Ibercaja Estadio, exponemos las tres claves fundamentales para entender lo que sucedió en el duelo de la jornada 4, ante un rival histórico que se emborronó también y que no logró la siempre perseguida victoria, quedando el empate a uno final en el marcador.

Aumentar la creatividad es muy urgente

Es muy recurrente y repetitivo hablar de falta de creación en este Valladolid, pero en un partido como el visto ante el Zaragoza se reafirma la urgente necesidad de que las cosas cambien pronto. No se puede decir que el Pucela sufriera un partido de ocasiones continuas del rival, pero la propia inactividad mostrada en mediocampo, sobre todo por dentro, facilita a cualquier rival la recuperación y la inserción para buscar ocasiones.

Valladolid Meseguer
Meseguer celebrando el gol ante el Zaragoza | Foto: Real Valladolid

Esa ausencia de oportunidades le da la mano al rival, sea cual sea su iniciativa. Los blanquillos, sin tener una potencia brutal, supieron encontrar huecos a través de los errores y solo tuvieron que tapar el juego por banda para prevenir la respuesta contraria. En la jugada de gol se vio un oasis momentáneo en el slalom de un Biuk que supo encontrarse con Meseguer y tapar las vergüenzas de un error que no se puede permitir en esa primera fase de creación. Si le falta eso al Valladolid, pocas cosas positivas se podrán resaltar en el futuro, más allá de la solvencia demostrada, de nuevo, por Torres y Tomeo.

No dar guerra por dentro, elegir bien los pases de inicio de jugada y fomentar la presencia notable en el centro del campo genera problemas a la línea defensiva, desactiva la altura de juego deseada, aumenta la presión a las bandas e impide que el delantero reciba más y mejores pases para tratar de generar peligro. La base de juego del Valladolid debe crecer en aptitud e iniciativa, para dar mayor confianza a defensa y ataque. No es solo pasarse la pelotita, sino asentar las bases de un sistema y una idea que, sin balón y sin efectividad queda muy cojo.

Demasiada distancia entre robo y ataque

Una de las cuestiones preocupantes pasa por la intensidad que se vio a la mayoría de los jugadores participantes en el orden y la presión alta. El Valladolid no tenía a qué presionar y no consiguió que esa visión del trabajo pudiera ser clave, pues mantuvo un bloque medio en casi todo el duelo sin que el Zaragoza ejerciera demasiada resistencia. Aún así, se vio un Valladolid que perdió fuerza en esa realidad también, con menos recuperaciones en tercio rival y más distancia entre robo y acción ofensiva, lo que puede dinamitar, primero, la sorpresa, y dos, la capacidad física de los jugadores que podrían animar, algo, la contienda.

Biuk
Biuk, en el duelo ante el Burgos | Foto: Real Valladolid

Biuk recibía en zonas intermedias que le dificultaron la labor ofensiva, Chuki pasó demasiado tiempo en la base y ocupando la banda, Amath apenas pudo deshacerse de las labores de ayuda en campo propio y, eso, muestra una clara inseguridad para dar un paso adelante que no resolvió la intención continua de Torres y Tomeo de adelantar líneas.

Ese primer pase no circuló bien por los pies de Meseguer (y en zonas incorrectas, como se vio en el gol rival) y fue Juric el que, a menudo, debía tocar una primera nota que no acababa de anunciar la siguiente para sonar afinados. El Valladolid se acercó poco a lo que esperamos que sea su mejor versión, posicionalmente, creativamente y, también y por primera vez, a nivel de presión, robo y contraataque.

Las bandas ya no inquietan

Era algo lógico que, poco a poco, los rivales fueran entendiendo cada vez mejor que el Valladolid, sin bandas, se atasca. En el partido de ayer ante el Zaragoza, el Pucela no encontró tampoco el camino a través de la profundidad y ninguno de los activos en banda del equipo de Almada destacó de manera muy notable, algo que, de por sí, es una alarma en un equipo con la capacidad creativa antes anotada. Ni Alejo, ni Amath, ni Guille Bueno lograron ser los de siempre y, aunque su jugada y pase abriera el marcador, tampoco Stipe Biuk, acostumbrado a ser el agitador y el diferente en su perfil, supo encontrar la vía para hacer al Pucela más presente.

PERO QUÉ REMATE TE INVENTASTE, VÍCTOR

Mírenlo varias veces porque lo que hizo Meseguer parece imposible #LALIGAHYPERMOTION pic.twitter.com/fUExsOUqfB

— DAZN España (@DAZN_ES) September 6, 2025

Ese camino al gol ya no solo es que parezca cerrado por el rival de turno, sino que ha perdido fuerza y presencia de manera clara en cuanto a la soltura de sus actores principales y necesita, urgentemente, una salvación. Quizá la ruta pase por darle más protagonismo a otras zonas del campo para que el juego circule y sea menos evidente la realidad ofensiva de un Valladolid que, salvo ante el Ceuta, se ha aprovechado poco de los errores del equipo rival y ha propiciado, casi en su totalidad, jugadas por banda para armar su juego. Muchas pistas para sorprender, después, a cualquiera de los equipos que competirán por los mismos objetivos. Toca cambiar el chip.

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