El Real Valladolid ha arrancado la temporada con una apuesta clara por la continuidad en su once inicial. Guillermo Almada, técnico blanquivioleta, ha mantenido una alineación inmutable en las cuatro primeras jornadas de liga, apoyándose en un bloque definido al que ha dado la máxima confianza. Sin embargo, esta estrategia ha dejado en un segundo plano a varios de los refuerzos más sonados del verano.
Aunque es cierto que algunos no tienen todo el rodaje necesario, Mohamed Jaouab, Mathis Lachuer, Sergi Canós Tenés y Peter Federico aún no han debutado con la camiseta pucelana. En vista de la necesidad del equipo para dar un paso adelante, este hecho ha despertado cierta inquietud en torno al papel que jugarán en el proyecto a corto y medio plazo. A pesar de que la ausencia de minutos de estos futbolistas no parece responder a una falta de confianza en sus condiciones, el enfoque que Almada ha querido transmitir en el inicio de curso es llamativo.
El técnico uruguayo, consciente de la necesidad de comenzar fuerte para afianzar la moral del vestuario, ha apostado por consolidar una estructura reconocible que estuviera pulida no solo en los entrenamientos, sino también en los automatismos. Este esquema ha permitido transmitir seguridad y ciertas mecánicas a un grupo joven que necesitaba orden tras una pretemporada muy irregular. Y, sin embargo, esa fórmula también conlleva el riesgo de dejar sin espacio competitivo a jugadores llamados a tener un rol importante en la campaña.
Los cuatro ausentes (aún) en el Real Valladolid 25/26
Uno de los casos más llamativos es el de Mohamed Jaouab. El central marroquí llegó procedente del Rennes con el aval de haber completado una temporada sólida en el Amiens, donde destacó por su capacidad física y su rigor táctico. Su perfil parecía encajar perfectamente en la idea de Almada, que demanda centrales agresivos en la presión y seguros en la salida de balón.

A pesar de eso, la solidez mostrada por la pareja formada por David Torres y Pablo Tomeo ha cerrado la puerta al marroquí, al menos de momento. Su debut se está haciendo esperar y es lógico que Almada no haya querido alterar una línea que se ha mostrado fiable, aunque no cabe duda de que Jaouab podría terminar siendo una pieza necesaria para elevar el nivel defensivo en una competición larga y exigente.
En el centro del campo, Mathis Lachuer también aguarda su oportunidad. El francés fue incorporado tras su paso por el Mirandés, donde dejó buenas sensaciones como mediocentro organizador y su principal virtud es la capacidad para dar continuidad al juego desde la base, algo que el Valladolid ha echado en falta en demasiados tramos de partido.
Aun así, Guillermo Almada ha optado, de momento, por mantener a Stanko Jurić como ancla y confiar en Meseguer para dar inicio a la jugada. Algo que, en ocasiones, ha parecido un plan demasiado pobre. Lachuer, de momento, sigue esperando a su oportunidad poniéndose a tono tras su fichaje, aunque su perfil se antoja muy valioso para cambiar el nivel de juego de un Valladolid que precisa mayor control en la circulación y mejores ideas en la construcción.

La situación de Sergi Canós Tenés es, junto a la de Peter Federico, la menos sorprendente de todas. Más allá de que el nivel de experiencia que aporta el exvalencianista, el extremo castellonés, con recorrido en la Premier League y en LaLiga, acaba de aterrizar en el conjunto pucelano. Su llegada a Valladolid está destinada a dar soluciones inmediatas en los costados y su capacidad de desborde y su conocimiento del juego ofensivo le convierten en un recurso de primer nivel.
El hispano-dominicano Peter Federico, por su parte, llegó en condiciones muy similares. Cedido desde el Getafe de Bordalás y con la intención de sumar verticalidad y chispa en las bandas, el extremo, internacional con República Dominicana, mostró en el Real Madrid Castilla y en sus primeros pasos en Primera División que es un extremo incisivo y capaz de abrir defensas con su uno contra uno. Un perfil complementa a los jugadores ya presentes en la plantilla y que hasta ahora no ha tenido hueco en los planes de Almada por su reciente llegada y necesaria puesta a punto.
Insistencia en un bloque conocido, regular y con pocos cambios
El denominador común en todos estos casos es la insistencia de Guillermo Almada en un once base al que apenas introduce modificaciones. Los cambios en los partidos están llegando en los últimos minutos, con futbolistas como Garri, Ponceau o Xavi Moreno entrando en fases finales, lo que reduce las oportunidades para unos recién llegados que siguen esperando. Una fórmula que responde a la intención de consolidar automatismos y dar confianza a un grupo reducido, pero que plantea dudas por la salud del juego del equipo más allá de los resultados, que, de momento, son muy positivos.
De cara a las próximas semanas, el papel de Jaouab, Lachuer, Canós y Peter Federico podría cobrar más relevancia. La exigencia del calendario, las lesiones y las sanciones obligarán a Almada a rotar y a ampliar su abanico de opciones. En ese escenario, estos jugadores deberán estar preparados para responder y demostrar que su fichaje no fue casualidad y que pueden elevar el techo competitivo de un equipo que debe seguir convenciendo.
 
			