Aunque cuesta, es fundamental destacar las pocas individualidades que merecen mención en el duelo del Carlos Belmonte en la primera derrota del Valladolid en LaLiga Hypermotion. Tres nombres que reflejan cosas muy distintas: el lucimiento personal, con Guilherme Fernandes; mientras que las dos restantes hablan más de esperanzas que de lo visto en Albacete para la mejora del Real Valladolid. Una esperanza de mejora que, más que quererla, la necesita. Hacemos como en cada jornada, aunque con más dificultad, el repaso del partido para sacar mis tres favoritos entre todos los participantes en la derrota en la Jornada 6 ante el Albacete: Guilherme Fernandes, Julien Ponceau y Mathis Lachuer.
Guilherme Fernandes, héroe a pesar de la caída
Guilherme Fernandes emergió como el principal bastión del Real Valladolid en un partido donde todo lo demás naufragó. A pesar de los errores colectivos y de la falta de continuidad ofensiva, el portero portugués mostró destellos propios de un guardameta acostumbrado a sostener situaciones críticas. Sus reflejos brillantes y una capacidad para reaccionar en momentos que parecían destinados a ser más duros lo salvó de recibir goles en cadena.

No fue fácil la tarea, pues en más de una ocasión se vio expuesto ante remates cercanos, centros con mala cobertura defensiva y transiciones rápidas del rival. En esas circunstancias quiso imponer su seguridad y su certeza bajo palos, lo que le permitió mitigar lo que pudo haber sido una goleada mucho más dolorosa.
Más allá de las intervenciones aisladas, lo que realmente destacó de Guilherme fue su capacidad para mantener la calma en fases donde el Valladolid parecía perdido. No le sobraron recursos, pues el meta se movió entre disparos y remates, todos exigentes. Aun así, supo estar firme. En el vestuario y en el arco, resultó un punto de referencia cuando todo lo demás fallaba. Fue lo más cercano a un líder visible en un día en que faltaron referentes, en que la alineación ofensiva careció de chispa y las alas no lograron abrir caminos.
Julien Ponceau, lo poquísimo rescatable en construcción
No, no fue destacable ni lo sería en un contexto de juego natural, pero Julien Ponceau fue uno de los pocos jugadores del Real Valladolid que intentó sostener el juego ofensivo en el Carlos Belmonte. En un partido marcado por la falta de carácter y la escasa claridad en la salida de balón, el centrocampista francés trató de ofrecer soluciones desde la medular, bajando a pedir la pelota y buscando asociaciones rápidas para dar continuidad a las jugadas en zona de tres cuartos.

Aunque no siempre encontró socios, su empeño por darle un sentido al ataque pucelano lo convirtió en el referente más llamativo a la hora de generar peligro en campo rival. Su aportación, sin embargo, quedó demasiado aislada y no se puede considerar suficiente. Ponceau es una promesa más, aunque intentó abrir el campo con envíos hacia las bandas y arriesgó con conducciones que buscaban romper líneas, pero la falta de acompañamiento y la poca eficacia de los extremos dejaron sus intentos en esfuerzos individuales.
Mathis Lachuer, la promesa del orden
En el Carlos Belmonte, el debut de Mathis Lachuer con el Real Valladolid dejó apuntes interesantes pese al difícil contexto del encuentro. El centrocampista asumió sus primeros minutos en la base del juego con una naturalidad sorprendente, pidiendo el balón en zonas comprometidas y ofreciendo esa línea de pase que necesitan los compañeros para hacer crecer un juego que, más que mostrarse en Albacete, resuena como una esperanza.

Con un equipo atenazado por la falta de ideas y de carácter, su entrada pareció dar cierta pausa y serenidad en la circulación, en un matiz que hasta entonces había brillado por su ausencia y que, más allá de no aportar un cambio de peso, representa claramente la apuesta por un perfil que debe ser clave en la base de la jugada de un Valladolid demasiado mermado en esas primeras acciones creativas y con escasa capacidad para ser determinante. Más que una actuación brillante, lo suyo fue una promesa de orden, una chispa que invita a pensar en lo que puede aportar a medio plazo.
