La posible baja de Stanko Jurić para el partido del próximo domingo ha encendido las alarmas en el entorno del Real Valladolid. El croata sufrió una contusión en el pie derecho durante la semana y no ha podido ejercitarse al mismo ritmo que el resto de sus compañeros, lo que le convierte en seria duda para el compromiso liguero ante la Cultural Leonesa.
Aunque todavía se aguarda a la evolución en las horas previas, la incertidumbre sobre su estado físico afecta directamente a los planes de un Guillermo Almada que deberá pensar ya en una posible alternativa. Y no es un jugador cualquiera, pues Jurić se ha ganado en este arranque de temporada un papel indiscutible como mediocentro de contención, imprescindible en un equipo que ha cimentado sus buenos resultados en el orden y la solidez defensiva.

Una importancia que no solo se refleja en estadísticas, sino también en la forma de jugar del Valladolid con él en el campo. Con Jurić el equipo se siente más protegido, ya que el croata aporta su gran presencia en los duelos, su carácter competitivo y una lectura táctica coherente con el estilo que quiere Almada. Sus recuperaciones permiten que piezas como Meseguer o Ponceau, como antes Chuki, se liberen para poder llegar arriba.
Esa capacidad para cerrar espacios ofrece confianza a los centrales y, en definitiva, es capaz de sostener el equilibrio de un conjunto que, aunque se reconoce ofensivo por momentos, sabe que gran parte de su fiabilidad radica en mantener ese mediocampo blindado. Sin él, esa coraza pierde consistencia y se expone a fisuras peligrosas.
Alternativas para la posible baja de Juric
El problema para Almada es que las alternativas escasean. No hay en la plantilla un mediocentro puro con las mismas características que pueda cumplir desde ya con sus funciones. Meseguer puede retrasar su posición, pero lo hace en detrimento de su capacidad para desenvolverse en ese primer pase y no es tan coherente en el robo y en la anticipación. Ponceau, por su parte, es un jugador de más recorrido y llegada, pero no tanto de contención, pues defiende bien hacia adelante, nunca fue pivote. Dos casos distintos, que hacen pensar que el Valladolid debería pensar en otra posible solución para no perder ese perfil de destructor que ha convertido a Jurić en indispensable.

En ese escenario aparece un nombre propio que simboliza tanto esperanza como incertidumbre, como Ibrahim Alani. El canterano, todavía en edad juvenil, ha llamado ya la atención en el José Zorrilla por su desparpajo en sus minutos con el primer equipo, aunque sus últimas apariciones no dieron tanta sensación de suficiencia. Su irrupción podría ser la sorpresa de Almada si decide apostar por él como solución de emergencia.
Aún así, jugar de inicio en un partido de Segunda División sería un salto grande para un futbolista en plena formación y que no está tan derrochante de seguridad como en su debut, la pasada campaña, pero también una oportunidad para demostrar que la cantera puede ofrecer respuestas cuando la plantilla se queda corta. Todo esperando que la diferencia con jugadores más experimentados y la falta de rodaje en encuentros de alta tensión son factores que invitan a la prudencia.
Juric, una pieza esencial que puede trastocar el plan de Almada
Más allá de los nombres, la ausencia de Jurić obligaría al Valladolid a modificar su plan de partido. Almada podría optar por reforzar la medular con un doble pivote más posicional, sacrificando parte de la creatividad para no quedar expuesto en transiciones. También cabe la opción de apostar por un sistema con más ayudas desde los extremos, cargando de trabajo a jugadores como Amath o Peter Federico para cerrar por dentro y colaborar en la recuperación.

Cualquiera de estas soluciones, sin embargo, supone desnaturalizar lo que ha sido la esencia del equipo en este arranque: presión alta, líneas juntas y seguridad en la medular con un hombre que sabe marcar los tiempos. La incógnita de Jurić llega, además, en un momento clave de la temporada. El Valladolid se mantiene en la zona alta de la clasificación y quiere consolidar su condición de candidato al ascenso, pero la última derrota y la forma en la que se dio dejan dudas que disipar en un partido clave como lo es el derby regional ante la Cultural Leonesa.
Lo que está claro es que el Real Valladolid se juega más que tres puntos y se enfrenta a una prueba clave para comprobar hasta qué punto la idea de Almada es capaz de sobrevivir a la ausencia de uno de sus pilares.
