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Lachuer y Tomeo se miden al pasado

El mediocentro y el central del Real Valladolid quieren competir en Segunda División con la blanquivioleta como lo hicieron con el Mirandés

por Miguel Ruiz
1 de octubre de 2025
Lachuer, Tomeo

Lachuer y Tomeo, en un partido del Mirandés

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El Real Valladolid ha encontrado en Pablo Tomeo y Mathis Lachuer dos futbolistas que llegan con la ambición de repetir en Zorrilla la importancia que ya tuvieron en el Mirandés. Ambos fueron protagonistas en Anduva durante la pasada campaña: Tomeo consolidándose como un central fiable, con jerarquía en los duelos y capacidad para sumar incluso en acciones a balón parado, y Lachuer como motor del mediocampo, un jugador de recorrido incansable que aportaba tanto en la recuperación como en la creación.

Su rendimiento en el club rojillo les permitió dar el salto a un proyecto con mayores aspiraciones, en el que el listón es más alto y la exigencia más constante. Ahora, bajo la dirección de Guillermo Almada, el reto es demostrar que su pasado en el Mirandés no fue casualidad, sino el punto de partida de dos trayectorias que pueden consolidarse como piezas esenciales en el presente pucelano.

Tomeo, un líder para el Pucela

Pablo Tomeo aterrizó en Zorrilla con el prestigio de haber sido pieza clave en las dos temporadas previas en el Mirandés. En el club rojillo se ganó la titularidad y se consolidó como central fiable, aportando goles en momentos importantes y mostrando temple en los duelos defensivos. Esa evolución le ha permitido que el Valladolid le fiche con la intención de contar con un pilar en su sistema defensivo, alguien que impone en el juego aéreo, que sabe leer las situaciones y que aporta tanto con la pelota como sin ella.

Valladolid Almería
Tomeo le pasa el balón a Alejo | Foto: Real Valladolid

En estas primeras jornadas de la 25/26, aunque aún no ha tenido tiempo de brillar a gran nivel, su sola presencia en el fondo del equipo transmite una garantía adicional para notar defensa reforzada, mando en la línea y alguien que puede conectar con los pivotes para organizar la salida. La expectativa que se ha colocado sobre él es que esas virtudes previas se traduzcan en solidez inmediata en un equipo que necesita pocos errores atrás para crecer adelante.

A la espera de Lachuer en el centro del campo blanquivioleta

Mathis Lachuer, por su parte, llega con el aura de haber sido uno de los mediocentros más destacados del Mirandés en la temporada anterior y uno de los más llamativos de Segunda División. En el club burgalés brilló como un “box-to-box” con llegada, criterio, trabajo y capacidad para aportar tanto en recuperación como en enlace ofensivo; eso le convierte en un mediocentro de perfil moderno que el Valladolid necesita como compañero de Meseguer o en funciones de contención más adelantada.

Lachuer Valladolid
Lachuer, esperanza para el Pucela | Foto: Real Valladolid

Aunque hasta ahora en la campaña 25/26 todavía no ha tenido mucha participación y los minutos que ha jugado no han mostrado que conserve esa lectura de juego que le puede permitir intervenir en zonas intermedias, conectar con los interiores y sumarse cuando el equipo proyecte espacios, la fe en su perfil es total. Su rol ideal es el para ser un mediocentro mixto que no solo corra sino que también distribuya y organice, y que tenga pulmones para poder acompañar el ida y vuelta sin perder presencia en zonas de ruptura.

Lógicas comparaciones

La comparación entre el rol que viven actualmente y lo que hicieron en el Mirandés es inevitable, pero no sabemos si es favorable para una adaptación que puede funcionar de manera distinta. En Miranda de Ebro, Pablo Tomeo fue un central de carácter, que no solo defendía, sino que participaba también en salida y sumaba al ataque con goles. Un perfil que se adapta bien a lo que Almada busca hoy en su Valladolid, pues quiere centrales que sepan defender alto, que no teman intervenir lejos del área y que colaboren en la construcción.

En el caso de Mathis Lachuer, a su vez, funcionaba como motor rojillo y transitaba del apoyo defensivo al impulso ofensivo con mucho criterio. En Valladolid, se espera que ese motor sea más consistente, que tome protagonismo en el control del juego y que su rendimiento ya no dependa de picos individuales sino de una presencia constante. Si ambos cumplen con lo que se les demanda, pueden convertirse en referencias importantes del equipo. Tomeo como escudo firme atrás, Lachuer como músculo y cerebro del mediocampo.

Ambos deberán adaptarse al contexto de la exigencia pucelana, donde los duelos se encarecen, los errores cuestan más y los compañeros tienen estilos distintos al que conocía en Mirandés. Los dos deben acoplarse rápido a las indicaciones de Almada y coordinarse bien con los compañeros, manejar bien las anticipaciones en zona de riesgo y superar el hándicap de aunar el trabajo defensivo obligatorio con la claridad ofensiva que se espera de un equipo que, en muchas fases, será muy fluido entre ataque y defensa. Un camino que, seguro, no estará exento de retos.

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