Aunque parece que ya tenemos naturalizada esa época del año en la que tenemos que volver a poner en hora muchos de los relojes de nuestra casa por el conocido cambio de hora que vivimos dos veces al año en España, la realidad es que numerosos expertos ya alertan de las consecuencias de vivir en torno a dos husos horarios distintos. Sí, has leído bien, cambiar de zona horaria dos veces al año tiene consecuencias que pueden afectar a tu organismo.
Cada mes de marzo y de octubre, en España miramos más el reloj. El objetivo no es otro que aprovechar mejor la luz del Sol y reducir el consumo de energía, pero lo cierto es que no parece ser tan eficiente como parecía en un inicio y que, además, puede ser perjudicial para nuestro día a día. Algo que está haciendo que se genere un debate clave en torno a esta decisión, pues, según un estudio reciente de la prestigiosa Universidad de Stanford, suprimir los cambios horarios y mantener una estabilidad a largo plazo de forma permanente podría reducir los casos de obesidad y recortar accidentes cardiovasculares.
Es por eso que los investigadores, que han publicado recientemente el estudio en la revista PNAS, analizan ya cómo la modificación de la luz afecta claramente el ritmo circadiano de las personas, ese reloj interno que regula nuestros procesos vitales y que influye claramente en el sueño y en el metabolismo. La conclusión, hasta ahora, no puede ser más clara: cuanto más estables son los horarios de luz solar, especialmente de mañana, más se refuerza nuestro organismo. Al contrario, se observa cómo los saltos en torno a esos horarios provoca desajustes que impactan en la salud a corto y largo plazo. Da que pensar.
Todo lo bueno de tener una hora fija
El modelo que acaba de mostrar la Universidad de Stanford indica, por tanto, que vivir en un horario fijo mejora claramente nuestra manera de vivir y potencia nuestra propia biología. Pero es que los datos son muy evidentes, reduciendo el riesgo de obesidad en casi un 1% y que habla de muchas personas en el caso de un país como España. Además, se registra que existe menos riesgo de ictus, evitando picos de riesgo que se registran de manera habitual en los días posteriores de los conocidos cambios de hora.
Pero ojo, que es importante destacar que los resultados parecen menos llamativos si en España implantáramos el horario de verano para todo un año. Ya que la luz matinal desempeña un papel esencial en el objetivo perseguido, lo ideal sería una exposición más natural al Sol, por lo que es obvio que en ese horario se reducirían los problemas de sueño, el estrés tras el desajuste y la fatiga que muchos arrastran durante esos días de aclimatación a esa nueva hora, recordemos, hasta dos veces al año en nuestro país.
Ya que no es un resultado definitivo, es importante conocer que el estudio de la Universidad de Stanford tiene límites. Ya que se ha formulado a partir de jornadas laborales de 9:00 a 17:00, los resultados podrían no ser los mismos ante trabajos con otros horarios, de otros colectivos y, sobre todo, con ritmos muy distintos, como pueden ser los trabajos a turnos en fábricas, por poner un ejemplo, así como no se han acabado de valorar efectos que pueden influir también en situaciones que pueden guardar relación, como los accidentes de tráfico, el consumo de alcohol u otras drogas, o la incidencia de estos efectos dañinos en personas con enfermedades mentales, que pueden estar relacionados, según los expertos, con estos cambios de hora.
 
			