Seguro que piensas que con una clave de doce caracteres plagada de mayúsculas, minúsculas, números y símbolos, eres capaz de dormir tranquilo, pues has levantado una especie de muralla digital inexpugnable. Pues siento decirte que no. Y es que el ingeniero Javier Latorre ha desmontado ese espejismo en el que a menudo vivimos con una frase que debería empezar a grabarse en nuestras cabezas: “no sirve de nada si la guardas en el móvil”. Ups.
Y sí, el problema es que nuestra contraseña puede ser muy segura, pero como no la solemos memorizar fácilmente, se lo ponemos demasiado fácil a los malos dejándola en una nota en el móvil o en la clásica conversación con nosotros mismos en WhatsApp. La seguridad no está tanto en lo complicada que sea la contraseña, sino en el lugar donde la metemos para consultarla. Tiene sentido, ¿verdad?
No guardes tus contraseñas al alcance de los espías digitales
Si eres de esas personas que la apuntan en su teléfono, craso error, pues es como dejar las llaves de casa colgadas al otro lado de la puerta. Sí, puede decirse que es práctico, pero no demasiado seguro, pues es una invitación en toda regla a quien quiera probar si esa llave acaba abriendo tu casa. Los numerosos contenidos malware, por básicos que sean, suelen estar programados para rastrear cualquier tipo de palabra que pueda evocar un patrón de contraseña. Términos como “clave” o “acceso” son como miguitas de pan en el camino de los estafadores.
Y dentro de todos los errores típicos, sin duda, lo de mandarte tus propias contraseñas al correo es algo terrible. El correo electrónico es una de esas llaves maestras para abrir casi todas las puertas de nuestras plataformas. Si alguien logra entrar en tu correo, será difícil que no se lleve algo que pueda ser útil y que a ti te haga la vida un poco más difícil. Un pack completo en lo que a seguridad se refiere, como tu acceso al banco, a las redes sociales e incluso a documentación o información de tu trabajo.
Y ojo, que el riesgo no se queda ahí, pues si es que pierdes el móvil o te lo roban, la película de miedo se puede poner peor. Si el patrón de bloqueo no es muy estable o es demasiado sencillo, cualquier persona puede llegar a desbloquear el terminal y acceder a esas notas, a tus correos o a cualquiera de tus redes sociales, suplantando tu identidad digital en muy pocos minutos. En ese sentido, Javier Latorre lo dice bastante claro, ya que asegura que una contraseña robusta sirve de poco si la gestión de tus dispositivos sigue siendo un desastre.
Posibles soluciones al problema de las contraseñas
Pero tranquilidad, que siempre se puede hacer algo. Javier Latorre no solo nos pone alerta, sino que nos da pautas. Algunas, más sencillas de lo que crees. Trabajar con un gestor de contraseñas como el que tiene Google, Apple o cualquier proveedor es hacerlo con una caja fuerte digital. Allí se pueden guardar todas tus claves bajo un cifrado complejo donde solo tú tienes llave. Algo que, además, es capaz de generar por ti combinaciones aleatorias y muy complejas para adaptarse a cada servicio, rellenándolas automáticamente y quitándonos el tedio de tener que llevarlas apuntadas. Adiós libretas, adiós notas, adiós chats contigo mismo. Hola, seguridad.
Y sí, es cierto que puede dar pereza ese primer paso, por aquello de empezar de cero, pero lo cierto es que se está hablando de un hábito que es capaz de cambiar la película de principio a fin en lo que a seguridad se refiere, en algo tan complejo de defender como lo que somos a nivel digital en un mundo que cada vez nos expone más a trabajar con contraseñas, claves y patrones y en el que nos movemos, con ligereza, con el móvil en la mano. Un esfuerzo que separará la tranquilidad del infierno.
