Faltan un par de meses para que miembros de su especie atesten Valladolid, pero un pingüino visitará la ciudad este domingo. Jonathan Dubasin, delantero del Real Sporting, es apodado así, el pingüino; no en referencia al malo de Batman, sino porque acostumbra a celebrar sus goles imitando los gráciles pasos del frío animal. Cuatro lleva en lo que va de curso, más que nunca a estas alturas. Y eso que ya no le entrena Rubén Albés, quien tanto rendimiento fue capaz de sacarle primero en Albacete y posteriormente en Gijón. Buena nota habrá tomado de ello Borja Jiménez, su nuevo entrenador…
Y es que lo de Dubasin con Albés no son solo números; es un idilio que se pudo romper con la destitución del gallego meses atrás, pero que existía también en sensaciones. El exentrenador del Real Valladolid Promesas sacó mucho jugo al hispano-belga convirtiéndole en un futbolista indetectable para las defensas rivales, aunque letal a la hora de atacar espacios y de intervenir en zonas de impacto. Así, si en el Albacete marcó diez goles y dio cinco asistencias, en El Molinón celebraron juntos ocho tantos suyos y siete entregados a compañeros. A veces parecía que no estaba… pero estaba, estaba. Vaya si estaba.
¡DUBASIN!
⚪️ @RealSporting.#LALIGAHYPERMOTION | #LALIGAHighlights | #BurgosCFRealSporting pic.twitter.com/4bRqGJlaWS
— LALIGA HYPERMOTION (@LaLiga2) November 10, 2024
Dubasin y el lado débil
No es necesariamente ‘El Pingüino’ un futbolista que intervenga demasiado en el desarrollo de la fase ofensiva. Si el juego transcurre por su zona, puede participar, pero, en realidad, no lo necesita. Tiene una mayor incidencia cuando la acción discurre por el lado contrario al que se encuentra, cuando su lado es el débil -el menos pisado-, puesto que desde él salta al espacio buscando el lugar donde la jugada acaba. De ahí lo de indetectable: el mejor Dubasin puede, en puridad, no estar, pero sí aparece; ataca, ejecuta, decide. Y eso a Borja Jiménez también le va a dar valor.
Porque el entrenador abulense ya sabe lo que es sacar provecho a jugadores así, que prefieren transitar y se sienten más cómodos con espacios, aunque sacrifiquen el tener más contactos con el balón, que amasarlo como si estuviesen arrullándolo. El último de los ejemplos maximizado por Jiménez es Dani Raba, un futbolista que con él creció hasta tal punto que fue capaz de alcanzar en Primera División las catorce intervenciones en goles, solo una menos que las quince que había rubricado el año anterior en LaLiga Hypermotion.

Dubasin busca optimizarse a sí mismo
Aunque decíamos que Rubén Albés fue quien más jugo sacó a Dubasin hasta la fecha, no es menos cierto que ‘El Pingüino’ llega a Valladolid con cuatro goles y una asistencia en su haber en las nueve jornadas transcurridas de la Segunda División, como una de las referencias, junto a Juan Otero y Gelabert, del Real Sporting de Gijón, un equipo propositivo en el debut de su nuevo técnico contra el Real Racing Club, que verá un escenario semejante en algunos aspectos a lo que fue ese último choque, pero diferente a la vez, ya que, pese a su línea adelantada, no es muy amigo de conceder espacios.
A sus 25 años, el delantero hispano-belga busca una consolidación definitiva en el fútbol profesional que pueda propiciar el salto a la élite, una que conoció brevemente en las filas del Basilea hace dos temporadas, ya que no duró allí más de diez partidos. Tras protagonizar un sonado -y morboso- cambio de bando de Oviedo a Gijón, los mencionados destellos que dejó en su primera campaña como rojiblanco llevaron al Sporting a desembolsar por él alrededor de un millón y medio de euros, señal de una confianza que en este inicio de curso está devolviendo.
