Las Navidades se adelantan cada año un poquito más. Es casi un ritual, pues nos pilla todavía con chanclas, el ventilador casi funcionando y las terrazas llenas de gente tomando tapas y cañas. Ya llega ese momento en que los supermercados deciden que ya es hora de poner el modo villancico mientras aún casi estamos buscando alguna oferta en crema solar.
Y sí, ahí están, casi a finales de septiembre empiezan a aparecer las primeras estanterías repletas de polvorones, panettones y turrones que se abren paso entre los yogures y las galletas. Lo que hace unos años parecía una excentricidad, hoy se ha convertido en una tradición más del calendario comercial. Y claro, caemos de manera sencilla como tontos. Y más si nos ponen delante de las narices un capricho tan especial. Tan especial y rosa.
Nostalgia en forma de turrón
Pero, ojo, que este año cadenas de supermercados como Carrefour, Dia o Alcampo han conseguido ir un paso más allá y colar en plena canícula un producto que ha despertado la sonrisa y el apetito con un turrón muy especial que juega con los sentimientos de media España: turrón de Pantera Rosa. Sí, el pastelito rosa inolvidable de los recreos, ese con bizcocho esponjoso y crema en su interior, ha aparecido este año convertido en una tableta de turrón gracias a la alianza de los Pantera Rosa con la marca de turrones El Almendro.
Con un precio de 6,99 euros la unidad, lo importante es el golpe directo al corazón de los nostálgicos de los años ochenta y noventa. Porque si algo sabe hacer el marketing moderno es tocar la fibra sentimental. En este caso, la nostalgia se mezcla con el azúcar y el resultado es irresistible. Las redes sociales se llenaron de fotos del nuevo turrón en cuestión de horas, acompañadas de frases del estilo “mi infancia en una tableta” o “ya no sé si comprarlo o abrazarlo”.
Y no es para menos. El envoltorio rosa, idéntico al de los pastelitos originales, tiene ese poder hipnótico que activa los recuerdos y hasta el olor de esos bollitos que nos acompañaron con lealtad. De repente, todos volvemos a ser esos niños que merendaban Pantera Rosa con el cartón del zumo en la otra mano. Y, ojo, que cada año ocurre algo parecido, pues no es la primera vez que varias empresas juntan sabores para ofrecer nostalgia en nuevos productos para crear algo original que llevarnos a la boca.
Una estrategia que empieza cada año antes
Y sí, cada día los turrones aparecen antes y los pasillos se llenan de ofertas tremendamente prematuras para llenar la casa de dulces navideños. Es entonces cuando se reactiva el eterno debate: ¿es práctico comprar cuanto antes o es una invasión del espíritu navideño?
Para unos, tener dulces en septiembre es simplemente una forma de planificar las compras con antelación. Para otros, supone matar la magia antes de tiempo, un spoiler azucarado de las fiestas que todavía no han llegado. Pero lo cierto es que los supermercados saben bien lo que hacen. Las primeras semanas de exposición sirven para crear deseo, para recordar que la Navidad está a la vuelta de la esquina, aunque fuera todavía marque 28 grados.
Y no, las cadenas de supermercados no se han limitado a colocar los clásicos turrones de Jijona o de chocolate con almendras, sino que han entendido que el público busca algo más, ese guiño emocional que nos mueve también a la línea de caja. Lo mismo ocurrió con otros lanzamientos virales en los últimos años, como el turrón de Donettes, el de Nestlé Jungly, el que tenía sabor a Huevos Kinder o incluso el que lleva Lacasitos. Este año, parece que el de Pantera Rosa tiene un componente especial que apela a una generación entera que creció abriendo con ansias esos envoltorios fosforitos.
