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Historia de la televisión: por qué Vince Gilligan dijo ‘no’ a 75 millones por reescribir el final de ‘Breaking Bad’

por Miguel R. R.
3 de noviembre de 2025
en Actualidad
Dijo 'no' a 75 millones por reescribir el final de 'Breaking Bad'

Dijo 'no' a 75 millones por reescribir el final de 'Breaking Bad'

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Han pasado doce años ya desde que Breaking Bad nos dejó con el corazón en un puño, con Walter White en el suelo y sabiendo que todo estaba frenando en seco. Ya no habría más. Doce años desde que Vince Gilligan nos recordó que sí, que todavía se podía hacer televisión de verdad. Pero lo que quizá no sabías es que, antes de que cayera definitivamente el telón, hubo quien intentó revivir la función a golpe de talonario, pues Jeffrey Katzenberg, mandamás de la productora DreamWorks ofreció nada menos que 75 millones de dólares por hacer varios episodios extra.

Una idea que podía sonar absurda, pero también muy tentadora. El formato, sin embargo, se trataba de algo novedoso, pues ofrecía tres capítulos nuevos, sí, pero divididos en varios minicapítulos de seis minutos para ser emitidos día a día durante un mes. Una versión mini de una dosis decente de Breaking Bad. El plan era raro, pero también algo interesante, pues proponía que se pagaran entre 50 y 99 centavos por cada segmento para determinar si las historias de Walter White seguían teniendo química con la audiencia.

La negativa de los creadores a darle más vida a Breaking Bad

Aún así, el olor a refrito era evidente y estirar así la serie podría no ser una buena idea. En su caso, Katzenberg lo veía claro, pues según él mismo consideraba que iba a ser “el mayor evento televisivo de pago por visión de la historia”. Y probablemente lo habría sido, dado que la serie se convirtió en todo un éxito y la quinta temporada ya arrasó y superó todas las expectativas, especialmente por su episodio final, Felina, que pulverizó todos los récords habidos y por haber con más de 10 millones de espectadores.

El problema es que la serie ya estaba terminada y, literalmente, tenía un final más que cerrado, con personajes despachados y una moraleja más que clara. No quedaba nada más que cocinar, valga la redundancia. El propio Katzenberg cuenta que, al presentar su oferta, los responsables de la serie se echaron a reír, incluido el propio Vince Gilligan. Desconcertado, preguntó por qué lo consideraban tan gracioso. “No podemos decírtelo, pero pronto lo entenderás”, le contestaron. Cuando vio ese episodio final, comprendió por qué nadie iba a pagar 75 millones por un Heisenberg resucitado. Es lo que tenía no haber leído el guión hasta el último acto.

La serie no necesitó spin-offs, reboots ni universos extendidos para mantenerse viva. Aunque acabó teniendo realidades paralelas muy interesantes, como fue Better Call Saul (colosal y abrumadora por lo buenísima que es) y El Camino, esta última una especie de postre ligero que nadie había pedido pero que acabamos consumiendo. Fue correcto, sí, pero nadie lo recuerda demasiado. La realidad es que Breaking Bad terminó donde debía terminar y cualquier intento de alargarla habría sido, probablemente, un error funesto.

Una idea con corto recorrido

Eso sí, si algo hay que reconocerle al bueno de Katzenberg es su tenacidad. El productor, sin embargo, no se rindió. De hecho, estaba fascinado con la idea de esos minicapítulos que se lanzó años después a crear su propia plataforma: Quibi. Seguramente no te suene, ¿verdad? Normal, ya que fue un fracaso colosal. Se trataba de una aplicación para ver series de diez minutos en el móvil y que estaba pensada para un público ansioso que se aburre con formatos largos.

Duró muy poco y ni siquiera llegó al año a pesar de haber invertido cientos de millones de dolares con los que ficharon a medio Hollywood. Pero el público no estaba por la labor de pagar por miniseries exprés. Irónicamente, aquello que soñó para Breaking Bad acabó siendo su propio experimento fallido y lo más divertido de todo esto es que, mientras Katzenberg intentaba reinventar la televisión a base de recortes de tiempo y montañas de dinero, Breaking Bad se mantenía intocable, impoluta, sin tocar una sola línea.

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