España duerme tan mal que casi forma parte del carácter nacional. Nos quejamos del insomnio continuamente, como si fuera el precio de la gasolina o la cuota de autónomos y es que, según la Sociedad Española de Neurología, más de la mitad de los españoles duerme menos de lo recomendado y casi la mitad es consciente de no descansar bien. Uno de cada tres se levanta con la misma energía que un lunes sin café, pero lo curioso es que, mientras muchos buscan remedios milagrosos en suplementos o apps para dormir, la ciencia parece apuntar hacia algo mucho más humilde y cercano: la fruta.
Específicamente, una fruta verde y peluda que pocos saben que tiene propiedades muy interesantes. Esa fruta que solemos asociar con el desayuno, el tránsito intestinal y las dietas veraniegas, podría ser también la clave para dormir mejor. Y no, no se trata de la última moda de hábitos alimenticios saludables, sino de un hallazgo respaldado por varios estudios científicos que concuerdan en esa misma realidad. Resulta que comer dos kiwis una hora antes de acostarse puede ayudar a conciliar el sueño más rápido, dormir más tiempo y, lo que no es poca cosa, despertarse con sensación de descanso.
El kiwi, la fruta aliada para el descanso
Y ojo, todo esto sin necesidad de andar contando ovejas ni hipotecar tu paciencia con una de esas aplicaciones de medición de la calidad del sueño. La explicación está en su composición, pues se ve que el kiwi contiene serotonina, un neurotransmisor de calma y buen humor, y melatonina, la hormona que regula el ciclo del sueño. Además, su riqueza en antioxidantes y en magnesio ayuda a reducir el cortisol. Esa es precisamente la hormona traicionera que se dispara con el estrés y mantiene al cerebro encendido cuando debería estar apagándose.
Dicho de otro modo, el kiwi es capaz de bajar el volumen a tu ruido mental. Según un estudio publicado en una revista científica, tras un mes comiendo dos kiwis antes de dormir, los participantes tardaban menos en conciliar el sueño y aumentaban sus horas de descanso. De hecho, en deportistas de élite la historia se repite, con mejor calidad del sueño, menos despertares nocturnos y una sensación general de bienestar. Otro trabajo del que derivan estas pruebas, publicado en Frontiers, fue aún más allá, pues asegura que, tanto el kiwi fresco como el seco, mejoraban el estado de ánimo al día siguiente. Parece que, además de dormir mejor, uno es capaz de levantarse de mejor humor.
Los buenos hábitos son necesarios
Aunque todo esto tenga sentido, nadie dice que el kiwi sea una pócima mágica, pues si cenas a medianoche o te llevas el móvil a la cama, el kiwi no va a ayudarte, pero, integrado en una rutina sensata que englobe cenar ligero, apagar pantallas y mantener un horario constante, puede acabar siendo el pequeño empujón natural que tu cuerpo agradecerá. El ritual, según los expertos, es bastante simple: toma dos kiwis maduros una hora antes de acostarte, preferiblemente frescos. No hace falta convertirlo en ceremonia mística y basta con hacer que sea algo constante.
Y aunque suene a exageración, puede que estemos ante la forma más barata y deliciosa de mejorar el descanso diario. En lugar de gastarse una fortuna en suplementos o almohadas con carísima tecnología, bastaría con añadir una fruta de temporada al menú nocturno. Un gesto sencillo, casi inocente, que podría convertirse en el secreto de un sueño reparador. Así que la próxima vez que te cueste pegar ojo, recuerda que los hábitos serán más que importantes para mejorar tu salud, pero que el kiwi te puede echar un cable.
