El Real Valladolid volvió a dejar pasar la oportunidad de subir un escalón en la tabla empatando en un muy difícil estadio Nuevo Mirandilla de Cádiz, donde los de Garitano, incluso, tuvieron opciones de hacer daño a los de Almada. En un partido de dos caras ya repetido en otros momentos de la temporada, la realidad de este equipo volvió a mostrar tres figuras a las que destacar más allá de lo que fue la actuación global de los jugadores que pusieron su granito de arena en el punto cosechado en la Tacita de Plata.
En un empate que sabe a poco pero que refleja las carencias del equipo a la hora de machacar en el arco rival, hubo como siempre nombres propios que asumieron su rol con ejemplaridad y que volvieron a aparecer cuando se les necesitaba. Más allá del empate a nada, hacemos, como en cada jornada, el repaso del partido para sacar tres favoritos entre todos los participantes en este nuevo empate del Pucela en la Jornada 13 ante el Cádiz CF: David Torres, Guiljerme Fernandes y Chuki.
David Torres fue indiscutiblemente el mejor
No tiene más vuelta de hoja ese título. David Torres fue el mejor del partido en el bando blanquivioleta. Y lleva siendo notorio su papel en toda la temporada. Su capacidad para anticiparse se vio durante todo el encuentro y no solo resolvió los entuertos en los que se vio envuelto, sino que fue una de las garantías del equipo pucelano a la hora de resolver con criterio la cerrazón que, a menudo, imponía el Cádiz para la salida.

Un jugador que lleva encadenando muchos partidos de coherencia, rapidez y buenas decisiones que hace ver que, en LaLiga Hypermotion, es un recurso más que útil. Un jugador que crece junto al orden impuesto por Tomeo y que se crece a la hora de activar su intuición protegiendo la espalda de sus compañero Guille Bueno, generalmente adelantado. Un efectivo clave en el duelo ante el Cádiz que se subió al tren de vuelta con dos intercepciones, cinco recuperaciones y cinco despejes, además de conseguir un 73% de acierto en el pase.
Guilherme no se cansa de ser clave
Otra vez Guilherme. Sí, se podría volver a decir. Muchos se sorprendieron de que, de nuevo, el portero luso se hiciera con el título de mejor jugador de octubre, como ya hiciera en noviembre. Sinceramente, con partidos como el de Cádiz, en el que apenas interviene pero lo hace de esa manera y con esa calidad, argumentan su elección. Teniendo en cuenta sus acciones a lo largo de los partidos, es difícil llegar a una conclusión que no sea catalogar al portero del Real Valladolid como la mejor incorporación en lo que va de año, sin duda alguna.

La cesión desde el Real Betis es una bendición para un Valladolid que demasiadas veces ha tenido que encomendarse a las acciones de un guardameta que, casi en cada duelo, debe mostrar la agilidad, potencia y acierto bajo los palos que le han llevado a ser un futbolista tan prometedor. Ojalá se pueda acceder a su compra. Si es hoy, mejor que mañana. Se fue de Cádiz con 2 paradas, las dos de mucho mérito, un 58% en pases precisos y un 39% de acierto en envíos lejanos.
Chuki cambió (otra vez) el partido
Más allá del ‘hate’, de la sensación de run-run con su renovación o que su carácter puede enturbiar su recorrido en el Real Valladolid, lo que es cierto es que Chuki cambió el partido. Primero, porque sabe multiplicar opciones en esa zona de tres cuartos tan abandonada por este Pucela y, segundo, porque tiene la capacidad de sostener asociativamente a este equipo cuando se junta con Ponceau, que parece agradecer con mucho su presencia para que el equipo pueda crecer por dentro. Chuki no acierta siempre y es irregular.

De hecho, no es un jugador que amase mucho balón y no es el mejor pasador ni el mejor rematador, pero es de lo poco coherente que podía sumar al equipo en la segunda mitad Almada para que el Pucela diera un paso adelante. Y lo dio, aunque esta vez no tuviera que mostrar ese carácter e iniciativa desde los once metros. Apenas un disparo desde lejos y alguna acción notoria buscando la jugada ofensiva, pero le dio un color diferente al Valladolid para que la segunda parte fuera otra cosa. Algo es algo.
