Cambia la vida de golpe y nos sorprende. Eso es lo que debe estar pensando David Torres, que tras una temporada muy dura encaraba la 25/26 como la oportunidad para asentarse en un equipo necesitado de jugadores con vínculos y que pudieran rendir y dar el nivel en una competición compleja como LaLiga Hypermotion. La fragilidad mostrada la pasada campaña no se ha manifestado en el juego de un futbolista que puede ser ejemplo solo unos meses más tarde. Una realidad que hace pensar y decir, muchas más veces de las esperadas, eso de: “Qué bien David Torres”.
Una expresión de aprobación ante un defensa que lo está haciendo casi todo bien este año y que merece la atención que, muchas veces, se pierde en otras figuras referenciales. Es por eso que, ahora que no se puede decir que todo vaya sobre ruedas y vemos a un Valladolid con mucho que mejorar, merece la pena y es de justicia fijarnos en lo bien que está saliendo el viaje de David Torres a bordo del barco de Almada. En un papel parecido al que ha vivido desde su explosión en el primer equipo, lo cierto es que el central tiene hoy un peso específico al que está pudiendo responder de manera positiva y sin apenas sobresaltos.
Esta temporada son ya 1260 minutos los jugados, siendo el futbolista con más minutos de toda la plantilla, superando incluso a Guilherme Fernandes. Titular en todos los duelos del Real Valladolid, en LaLiga y en Copa del Rey, y jamás sustituido, está claro que David Torres no solo está convenciendo a la grada, sino también a Almada. De hecho, está a solo 400 minutos de superar sus números de la pasada campaña y tiene pinta de ser capaz de mejorar sus cifras de minutos en toda su trayectoria, fijados en la 23/24.
El aporte de David Torres
Más allá de que sus actuaciones hayan transitado diferentes niveles desde su llegada al primer equipo del Real Valladolid, cabe decir que, técnicamente, Torres reúne varias de las cualidades necesarias para un central de garantías en el fútbol actual. Eso sí, su altura corresponde a un jugador de virtudes alejadas de lo meramente físico, con apenas 1,82 metros, su perfil zurdo le permite cubrir el costado izquierdo de la zaga y ser pieza clave para iniciar el juego desde atrás y hacia la banda.
Su lectura del juego ha sido elogiada varias veces en una temporada en la que su capacidad de anticipación ha sido muy útil en numerosas ocasiones. Su serenidad a la hora de encontrarse con el rival y su sentido de la colocación están siendo habilidades muy importantes. Sin que sus intervenciones copen portadas, Torres parece haber asumido el rol de eje que articula la defensa del Pucela con solidez y sin fisuras aparentes.
Tomeo, pareja de baile perfecta
Junto a Tomeo, Torres está viviendo una nueva oportunidad para brillar en el centro de la defensa del Real Valladolid. Con varios jugadores que podrían relevarlo de sus funciones a preferencia de Almada, como Javi Sánchez o, el todavía desaparecido, Mohamed Jaouab, la realidad es que el técnico uruguayo no ha querido echar mano aún de esas opciones gracias a que la cohesión entre Tomeo y Torres es más que convincente.
Y no porque Tomeo haga el trabajo de Torres ni mucho menos, sino porque juntos parecen haber entendido a la perfección la realidad competitiva del equipo que quiere Almada sobre el césped empezando por la defensa. Desde la confianza que le dan a Guilherme para iniciar en corto a las habilidades de ambos para progresar desde la base de la defensa, dividiendo (especialmente Torres) o buscando el pase hacia adelante (en este caso Tomeo), ambos jugadores son complementarios en la lectura positiva que, de momento, puede ser uno de los únicos aprobados del Pucela este curso: la defensa.