“Vuestra labor como periodistas también es ir más allá del resultado”, dijo Guillermo Almada en sala de prensa el pasado sábado, tras dejarse de nuevo dos puntos muy valiosos en el José Zorrilla, esta vez ante el Málaga. El Real Valladolid no remata con la suficiente calidad como para marcar gol. Y eso está lastrando la imagen general de un equipo que, aunque pueda molestar a muchos, hace muchas cosas bien. El problema es que la básica, la que hace que el fútbol sea el deporte que es desde hace casi 150 años, es la que hace peor: el gol.
Marcar gol es una de las prioridades ineludibles si te interesa ganar partidos. El primero que sabe esto es Almada. En su Pachuca de la 22/23, el técnico uruguayo llegó a promediar casi dos goles por partido en Liga MX y, la temporada siguiente, la 23/24, llegó a un xG de 2.71 en la Champions Cup de la Concacaf (la Champions League de Norteamérica, vaya).

Retos en los que Almada mostró esa tendencia al gol gracias a la cercanía a portería, ya que su búsqueda ofensiva no distaba mucho con lo visto en el Pucela hasta ahora: verticalidad y presión, minimizando los metros de juego y aumentando las opciones de gol. Donde se rompe esa realidad es en Valladolid, donde los números de Almada en cuanto al xG en lo que va de temporada está en un 1.00 para los goles a favor y un igualadísimo 0.88 para los goles en contra.
Los aciertos no compensan los errores
Con esta realidad, el Real Valladolid sobrevive como noveno en la tabla con 16 goles a favor y 14 en contra. Ese equilibrio es un mal indicador de los valores de un equipo a nivel ofensivo más que defensivo con 16 jornadas jugadas, es evidente. Sobre todo, cuando el actual líder, el Deportivo, lleva los mismos goles en contra doblando los goles a favor.

Una cuenta que hace pensar, sobre todo, en la necesidad de arreglar el desaguisado goleador para tener una mejor percepción del equipo en general. Solo con esto, en lo de “ir más allá” que pide Almada, ya nos deja pistas de que lo que dice y lo que vemos no es tan malo como parece. Ni tan incierto. El equipo juega mejor de lo que los goles nos dejan ver. Sin duda.
Hoy, el Valladolid podría llevar ocho goles más. Sin mejorar nada, sin atacar de otra manera, sin cambiar ni una sola de las alineaciones desde que empezó la temporada. Nada de nada. Ahora, tal cual. Hoy, el Valladolid ha conseguido generar un xG de 23.7, lo que significa que, si todo hubiera salido tal y como debería ser según las estadísticas, el equipo de Almada debería tener, en vez de los 16 actuales, como mínimo 23 goles más. Eso generaría una diferencia de goles de +10 sobre los goles en contra, algo que le situaría actualmente en el mismo baremo que el Almería, actual tercero en la tabla. Casi nada.
Y no, no es sencillo que me creáis. Es cuestión de mirar números. La realidad es que el Real Valladolid podría estar mucho más arriba y, seguramente, necesitando resolver diversas cosas que hoy siguen siendo un problema, pero que detrás del gol, parecen no ser problemas tan graves. El escenario de este Pucela, en la actualidad, es dramática desde el gol, pero en vez de mirar todo lo demás nos quedamos únicamente con ese dato. Es lógico, porque enerva, pero la capacidad creativa del equipo, más allá de esa falta de acierto, ha generado más de lo que parece.
