Sisinio González, Sisi, se sentará por primera vez en un banquillo profesional como primer entrenador en Eibar, convirtiendo a Ipurua en el primer gran escenario de su carrera como técnico. Será, el partido del viernes, su primera gran prueba, una de la que, salvo giro sorprendente de los acontecimientos, no depende el corto plazo del Real Valladolid ni de su futuro, pero sí puede servir como la primera muestra de su impronta bajo los focos, después de vivir estos primeros meses cerca de Guillermo Almada y de su experiencia en la cantera del club.
No le son ajenas a Sisi ni las tripas de Zorrilla, como tampoco lo es un vestuario teñido de blanquivioleta o Los Anexos. A estos volvió hace un año y medio para dirigir por primera vez en España, tras formarse durante tiempo y comenzar su trayectoria en Japón como técnico asistente. Cosas de la vida, de cómo lo hizo allí supo Víctor Orta en su día, a través de Beñat Labaien, actual ayudante de Xabi Alonso en el Real Madrid y hace años del propio Orta en el Leeds, un efecto mariposa que primero ha llevado a Sisinio al primer equipo y, por ende, ahora a la interinidad.

El carácter de Sisi como entrenador
Porque si una cosa parece clara a estas alturas es que lo de Sisi es algo temporal. Así lo declaró Gabriel Solares, copresidente de la entidad, y así lo atestiguan los movimientos posteriores encauzados a contratar otro primer espada (al que seguramente acompañará). Lo que no quita para que pueda mostrar el otrora menudo extremo cuánto carácter tiene en la banda. No en vano, en el banquillo es intenso, lo que el año pasado le hizo ver más de una amonestación, y cercano al latido del jugador, en quien busca altas pulsaciones, como lo hacía su predecesor.
Precisamente, esa intensidad le llevó a recibir también alguna cartulina roja en su primera temporada dirigiendo en Los Anexos, como, entre otras, la que motivó que se perdiera el inicio del curso oficial, ya con el primer equipo, en un tramo final de la División de Honor, adonde acabó subiendo cuando Álvaro Rubio y Manu Olivas ascendieron, en el que los resultados no fueron los mejores: sumó dos victorias y dos empates en nueve duelos, aunque uno de esos triunfos fue de postín, contra todo un Real Madrid al que doblegó tras hacerle el pasillo de campeón.

La idea disruptiva del Sisi entrenador
Anteriormente, y mientras entrenaba al Juvenil B, alrededor de Los Anexos se hablaba de la idea disruptiva de Sisi, de una propuesta pocas veces vista y que parte de una forma de dominar los partidos que pocas veces se ha visto en la cantera del Real Valladolid (quizás, con matices, en el División de Honor de Baptista). Ese juego no sirvió siempre para ganar -logró diez triunfos en dieciocho partidos, poco más del 50%-, pero sí, era, como poco, poco habitual. Partía de un concepto propositivo a partir de la posesión de balón, que alcanzaba límites extremos por la presión elevada y el fútbol de posición.
En ese proceso, puramente formativo, hubo partidos feos por apelotonamiento, porque el Real Valladolid llevaba a un bloque bajísimo al rival, con y sin balón, y porque en los espacios reducidos no siempre se encontraban recursos para desatascar el marcador. Sin embargo, no se podía discutir un dominio casi avasallante que, si bien no se ha traducido en victorias, por culpa de determinados vicios no corregidos, hay que reconocer a Guillermo Almada en más de un encuentro; sobre todo, en contextos apurados en los que, precisamente, por la falta de gol, el equipo apretaba.

De dónde bebe Sisi
Cuando fue anunciado como entrenador del Juvenil B blanquivioleta, Sisi habló en una entrevista en Radio Marca Valladolid de los referentes que tenía. Entre ellos citó a Mendilibar, por el concepto de presión, y a Djukic por las ideas recogidas para la salida de balón, muy marcada en el juego que en la cantera promovió el valenciano en su primera temporada como entrenador principal. Algo que, ciertamente, no cabe esperar en tan pocos días, y más si se tiene en cuenta la temporalidad del cargo… aunque tampoco hay que descartar que la lectura de Sisi de lo que hacía Almada le lleve a implementar matices respecto a lo recientemente conocido.
