Sisi González afrontaba el Eibar – Real Valladolid como uno de esos días para no olvidar, pero seguro que, a la postre, habrá cosas que quiera borrar de la memoria. El valenciano debutó como primer entrenador, aunque el resultado estuvo bastante lejos de lo que hubiera deseado y esperado. En la rueda de prensa previa había dicho que era “un regalo poder entrenar al equipo”, al que aspiraba dirigir “un día lejano”, si bien los hechos -la salida abrupta de Almada- han adelantado que así sucediera. Este debut hizo que, como poco, acaricie la élite como, y le convirtió circunstancialmente en el segundo más joven de LaLiga Hypermotion.
Como quiera que la llegada de otro entrenador es inminente (Radio Marca Valladolid informó durante el choque que Luis García Tevenet será el nuevo técnico), será flor de un día, algo que sabía de antemano, aunque trató de dejar su seña de identidad igualmente durante la semana que ha estado al frente del equipo. Así, dio entrada a Jaouab, que debutó, y a Meseguer, buscó introducir la mayor gente posible en el centro del campo (juego que parecido al que practicaba el Juvenil B) y buscó hacer una salida de tres jugadores muy evidente, aunque quizá no fueran los cambios demasiado efectivos, visto el abultado resultado en el marcador.
El peaje que Sisi pagó
Durante el desarrollo del partido, se pudo ver a un Sisi inquieto, energético, al que, por otra parte, se notaba que no le gustaba demasiado lo que estaba viendo sobre el verde, por lo que incluso tuvo que acudir el colegiado Carlos Muñiz a sugerirle que bajara las revoluciones. No fue nada excesivo, aunque por momentos hizo recordar las expulsiones que recibió durante la temporada pasada dirigiendo a los juveniles; en especial, en la División de Honor, de la que arrastró una sanción que le impidió sentarse durante el inicio liguero en el banquillo, cerca de Guillermo Almada.
A posteriori, tanto Pablo Tomeo como sobre todo Iván Alejo destacaron que habían querido ganar por él, y que el trabajo durante los cuatro días a sus órdenes había sido bueno, si bien no supieron defenderlo sobre el terreno de juego. “No se merece este resultado”, dijo el central. El lateral, fue más allá y confesó que Sisi había perdido perdón en el vestuario, disculpa que le devolvieron. “Esto cuesta mucho trabajo; seguramente mucho más del que yo pensaba. Todos pensábamos que podía salir mejor. Seguramente sea un toque para mí”, alegó luego Sisinio.
Preguntado por Blanquivioletas, explicó que “la semana había sido maravillosa” y que habían hecho “trabajos chulos”, aunque les costó crear durante el partido. “Este equipo puede jugar a lo que quiera”, aseguró casi como un mensaje para quien venga y ocupe el banquillo en adelante, un técnico que ha de mejorar las cifras cosechadas por Sisi como entrenador blanquivioleta, puesto que fue su décima derrota, por doce victorias y seis empates, si se tiene en cuenta la temporada pasada en el Liga Nacional y en el División de Honor.