No se puede negar que 2025, por muchas razones, se ha convertido en el demonio más complejo del bestiario particular del Real Valladolid. El equipo blanquivioleta ha tenido que lidiar, a lo largo de todo este año natural, con demasiadas realidades complicadas y en las que la directiva, afición, cuerpo técnico y jugadores no siempre han sabido encajar los golpes que venían destinados a desestabilizar al club. Un Valladolid herido, que en 2025 ha vuelto a llenar el saco de situaciones complicadas para quienes sufren las inclemencias de un equipo que no consigue conciliar actualidad con memoria.
Mientras que los registros y la imagen nostálgica del Pucela sigue vigente en la memoria de muchos, la realidad en los últimos años llega a disipar ese recuerdo, emborronando con derrotas complicadas que no acaban de dejar ver la posible salida a una actualidad desastrosa por momentos. El Pucela está herido y todo lo que lo rodea en la actualidad parece querer curarlo, aunque no sea sencillo.
Con esa meta y ese objetivo común, 2025 ha sido un ‘Annus Horribilis’ en el convencimiento de que es posible ver pronto un Valladolid competitivo que cumpla con los mínimos de una afición cada día más descreída. Un año 2025 en el que conviene hacer balance de todo lo negativo y de lo poco positivo… para olvidarlo de cara a 2026, haciendo un borrón y cuenta nueva que beneficie, sobre todo, el futuro que todos queremos para el Real Valladolid.
Solo 7 victorias en 2025
Parece mentira, pero no lo es. El aficionado blanquivioleta no ha podido irse más que en siete ocasiones a casa con la alegría de haber ganado un partido de fútbol en todo 2025. Muy pocas sabiendo, además, que el equipo, en el mismo año, vivió varios desvaríos en cuanto a devenir institucional. La capacidad del conjunto blanquivioleta para revertir esta situación fue más que inoperante y, cabe destacar, que seis de las siete victorias vividas en 2025 se han dado, además, en la temporada 25/26.

La segunda vuelta en LaLiga durante la 24/25 fue una hecatombe, con solo una victoria de poca esperanza ante el Real Betis, en el debut de Diego Cocca como entrenador del Real Valladolid en enero de 2025. Siete victorias, de las cuales solo cuatro fueron en casa. En el caso de la 25/26, de las seis victorias conseguidas en LaLiga Hypermotion, solo el 50% se ha dado en feudo blanquivioleta. Durísimo para todos los que, con fe, siguen cada año al Real Valladolid y que, sin duda, ven en 2025 un año para olvidar.
En 2025 celebramos solo 36 goles
Si goles son amores, en el Real Valladolid se han olvidado de amar. Y eso que se incorporó la ya famosa «Kiss-cam» durante los partidos. La dura realidad de este equipo ha llevado a los suyos a celebrar mucho menos de lo normal. Apenas 36 goles en todas las competiciones, marcados en un año aciago a todos los niveles pero que, a nivel goleador, está golpeando con fuerza en el torneo liguero del comienzo de esta 25/26.

Con la esperanza de mejorar los registros actuales en 2026 (son 20 los goles marcados en lo que va de temporada), despedir 2025 también es despedir uno de los años menos goleadores de la historia del equipo. Los registros goleadores de 2025, por tanto, se quedan atrás de la media goleadora lograda en estos 97 años de historia del club, situada en una cifra cercana a los 47 tantos por año natural. Un dato alarmante, que debería ser compensado por el mercado y por la eficacia para que 2026 pueda reflejar una mejoría significativa.
En 2025, 27 derrotas del Real Valladolid
Una realidad muy parecida a la que abate a los aficionados en torno a las derrotas. Son 27 las que se han sufrido en un 2025 terrible en el que el Pucela no ha sabido defenderse ante rivales no siempre superiores, especialmente en la segunda parte de la temporada 24/25 en LaLiga. El año 2025 ha conseguido algo más que duplicar la media de derrotas por año entre Primera y Segunda División, un nada honroso resultado en los datos de las dos campañas.
La caída a Segunda División no fue tan dura como el modo en el que el Real Valladolid cayó al infierno de la categoría de plata. Solo un partido ganado en toda la segunda vuelta, lo que provoca una rebeldía innata a quienes tienen en el recuerdo un Valladolid de orgullo que era capaz de mirar a la cara a casi cualquier rival, ante todo en casa. Un recuerdo cada día más lejano y que, además, hace unas cuantas temporadas que no se ve reflejado ni siquiera en Zorrilla.

Con esa única victoria ante el Betis, era sencillo mejorar los registros en la siguiente campaña, pero tampoco está siendo del todo sencilla. Esta vez en LaLiga Hypermotion, la cara A de la 25/26 ha mostrado un Valladolid negado cara a gol y que necesita, urgentemente, recordar quién es y qué puede mostrar: ser dominante en Segunda División o dejarse llevar por la desidia del equipo sin rumbo que, a menudo, pareció en la pasada campaña. Con mimbres nuevos y ánimos renovados, el adiós a 2025 y la llegada de 2026 debería ser la antesala de una mejora significativa del equipo, esta vez en manos de Tevenet.
En 2025, cuatro entrenadores… y medio
Precisamente Luis García Tevenet es la parte menos implicada de un 2025 lleno de sobresaltos, pero, con el calendario en la mano, se ha convertido en el quinto entrenador que ha tenido el Real Valladolid en todo este proceso de año natural. El año empezó con Diego Cocca, presentado también a mediados de diciembre de 2024, para debutar ante un Betis ante el que logró la única victoria de la primera mitad de 2025.
Sus malos resultados llevaron a que la directiva (también pretérita, pues aún seguía mandando el grupo de Ronaldo Nazário en Valladolid) lo despidiera poco después, llegando a tomar el mando de manera interina Álvaro Rubio. Un entrenador de la casa que apenas tuvo capacidad ni carácter para poder hacer mejorar o sacar un poco de orgullo a un equipo más que a la deriva en LaLiga.

En una liga que le fue muy grande a ese Valladolid 24/25, se llegaron a ver tres entrenadores distintos, con Pezzolano (solo hasta noviembre de 2024), Cocca y Rubio como protagonistas. En la 25/26, sorprendentemente, ha pasado algo parecido, con un Guillermo Almada huido hacia Oviedo tras una primera mitad de campaña compleja y que le dio razones, probablemente, para aceptar el cargo de un equipo ovetense que lo llamó para que el charrúa acudiera raudo y fiel a la voz de Jesús Martínez, dueño del equipo asturiano y, a la vez, de Pachuca, al que ya conocía de su etapa en Pachuca.
Esa realidad ha llevado al Pucela a probar a Sisi como primer técnico, de urgencia, ante el Eibar, en una nueva derrota que ensucia el trabajo y el vínculo de otro hombre de la casa, que, por cierto, seguirá bajo el mando de un Tevenet que, aunque no ha podido debutar en 2025, lo hará muy pronto en 2026, ante un Racing de Santander líder. Un duro reto para asumir con un Pucela que en 2025 ha visto desfilar a cuatro entrenadores y medio por un banquillo que parece maldito.
