 Borja Fernández, uno de los pesos pesados del vestuario del Real Valladolid, se ha despedido este mediodía de la que durante cuatro temporadas ha sido su casa explicando en sala de prensa los motivos de su marcha.
Borja Fernández, uno de los pesos pesados del vestuario del Real Valladolid, se ha despedido este mediodía de la que durante cuatro temporadas ha sido su casa explicando en sala de prensa los motivos de su marcha.
Tiempo atrás, cuando se filtró su salida al Getafe, no quiso confirmar lo que era un secreto a voces. Hoy, después de cumplir su palabra y partirse el alma por el escudo que portaba en el pecho, sí lo ha hecho.
Discreto, se negó en su día a explicar los motivos que le habían llevado a rechazar la oferta de renovación de que disponía. Hoy ha reconocido que el principal motivo y casi único que provoca su salida es el reencuentro con su hija, de cuatro años.
La del ourensano es la primera de las múltiples salidas que se esperan de cara a un nuevo proyecto en segunda división, pero quizá sea la más sentida de las que se esperan, ya que era uno de los únicos supervivientes del histórico ascenso conseguido con Mendilibar al mando.
Sobre aquella etapa dijo Borja que “el día de las celebraciones del ascenso, un día después de subir en Tenerife, fue mi mejor momento en el Pucela”, junto con la atronadora ovación recibida tras su expulsión ante el Racing de Santander.
Para terminar, el mediocentro quiso agradecer a todo el entorno blanquivioleta el trato dispensado, por el cual “Pucela me late. Siempre me latirá”.
