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La prueba del algodón

por Jesús Domínguez
10 de septiembre de 2012
en Noticias
FC Barcelona

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Pese al póker de copas, no ganar Liga y Champions dejó la pasada campaña un regusto amargo en un Barça que debe mostrar que no murió ‘de Pep’ de forma definitiva.

 

FC BarcelonaEl Barça de Guardiola se murió ‘de Pep’. Esto es, cayó en el único sitio donde podía hacerlo: en la repetición. Por paradójico que suene, así fue. Se murió en el toque; allí donde antes había dado muerte a más rivales. Ciertamente, lo hizo en extrañas circunstancias y quizá sin merecerlo, pero es un hecho objetivo –o, para algunos, no tanto- que la falta de Plan B condenó a perder Liga y Champions.

Esto no ha de entenderse como reproche. Tampoco como crítica. Así de perra es la fatiga cognitiva; viene y no avisa. Juanma Lillo, más teórico y pensante que excelso en resultados, fue el primer forense que advirtió las causas de la caída. Muchos -incluido el exblanquivioleta Jofre- rieron. Sin motivo.

Porque la falta de Plan B no fue tanto un problema de falta de ‘9’ como el detonante del bloqueo mental que llevó a los de azul y rojo a perderse de camino a la jaula. O, dicho en otras palabras: quizá un jugador de área no habría marcado, pero sí habría servido de descarga física y mental. Aunque esta teoría, tan peregrina para algunos como llena de razón para otros, bien puede dejarse para otro día.

La cuestión es que con Pep terminó un modelo. O no. Quién sabe. Pero puede que lo hiciese. Porque si bien es cierto que La Masía no se volverá a contruir en dos días –teniendo en cuenta especialmente que acaban de estrenar su versión 2.0-, parece que dentro del toque y el trote Tito quiere implantar el galope y el golpe.

A falta de saber qué será primero, si el fin de Xavi o el culmen de Cesc, las sensaciones que se perciben en el estilo de juego que parece pretender Vilanova parecen ir más enfocadas a convertir al segundo en protagonista que al ver al primero siendo tal.

No es que se haya acabado de repente el toque. Ni mucho menos. Pero dentro del continuo amor de verano que viven el balón y el Barcelona ha aparecido un nuevo estadío: la electricidad propia de una de esas noches locas a las que bien podría cantar Shakira (si es que no lo hace ya).

Sin llegar a caer en la rutina, todo el mundo sabía qué haría el Barça de Pep. No la manera, pues Iniesta y sobre todo Messi son cualquier cosa menos previsible. Pero uno sabía en todo momento por dónde iban a ir los tiros.

Es cuestión de tiempo que se sepa por dónde irán con Tito, señalado como verdadero ideólogo del ‘Pep Team’, pero en el arranque de campaña no ha dejado de sorprender que los centrocampistas vean a los extremos en la lontananza; que para mezclarse con ellos deban conducir o enviar el cuero con mayor verticalidad de la conocida hasta fechas recientes.

Como Cesc, los dos recién llegados, Song y Alba, se sentirán a gusto en este contexto. También en el que aún impregna el Camp Nou. Pero preferiblemente en el rock and roll comercial al que parece apelar Vilanova frente al rollito cantautor-indie de Guardiola.

 

Tres tenores

Xavi1Xavi Hernández (Barcelona, 1980). El faro. El hombre que todo lo toca, y que todo lo toca bien. Pese a Messi -y por el momento-, probablemente el jugador con mayor influencia en la historia del Barça. Pese a Raúl y Casillas, también el de mayor peso en el fútbol español que jamás ha existido.

Él es el modelo. El blaugrana y el de la denostada ‘roja’ (por el término, que no por palmarés, lógicamente). Cualquier loa es poca, incluso tras un año en el que su mermado físico le impidió brillar como acostumbra. Si continúan esos problemas, el Barça volverá a resentirse; seguirá jugando bien, pero un poco más ‘sucio’.

 

IniestaAndrés Iniesta (Albacete, 1984). La improvisación. El hombre al que España y el barcelonismo aman. “Iniesta de mi vida” y “si lo sé no marco”. Un grito desgarrado a la luna en Londres y otro sentido en honor a Jarque. Un corazón. Y puro fútbol.

Busquets, el más alto del centro del campo culé, es el bajista. Xavi, la percusión. E Iniesta el saxo. Todos juntos, unidos al monstruo Messi, parecen una banda de jazz venida de Illinois. Pero no lo son, gracias a Dios y al cielo. Gracias a Dios y al cielo, Iniesta no quiere a la música, quiere al balón. Y el balón lo quiere a él.

 

Leo MessiLeo Messi (Rosario, Argentina, 1987). La luz. El pequeño argentino que juega en silencio a disfrazarse de macho ibérico, con una salvedad: él siempre encuentra la solución. Es la madre que encuentra lo que el hijo no ha querido o no ha sabido buscar con tiento y ahínco. La Santísima Trinidad. Todo, en fin.

Atormenta a las defensas rivales en tan gran medida como deleita a sus compañeros. El aficionado aséptico, aun de tendencias poco barcelonistas, se siente como uno más cuando lo ve con el balón en los pies; y el culé de a pie disfruta como si un orgasmo pudiese convertirse en caramelo.

 

El fichaje estrella

Jordi AlbaJordi Alba (Barcelona, 1989). Capaz de jugar a dos velocidades, como Vilanova parece pretender. Es la electricidad, pero también puede ser la pausa. Eso sí, siempre prufundo; vertical.

Si la pasada campaña se hablaba del retorno de Cesc como el del hijo pródigo, la mayor debería aplicarse más si cabe a quien puso la primera piedra de La Masía. De manera testimonial, claro, pero como declaración de intenciones. Más tarde se fue, aprendió el oficio y ahora vuelve para ser el Dani Alves de la banda izquierda y, a la vez, hacer de menos la ausencia del vital -en toda la extensión del término- Eric Abidal.

 

El míster: Tito Vilanova

Tito VilanovaMás de un español se ha jugado pincho y caña a que no termina la temporada. Y, más de uno, culé. No tanto porque sus pelillos denoten inexperiencia -en Barcelona hace tiempo que disfrutan del mar, aunque sea como segundos de a bordo de los de Guardiola- como porque cualquier cambio puede ser visto como una rechinante estridencia.

Su algodón será puesto a prueba en múltiples ocasiones. Tantas como si no hubiese sido antes parte del mejor equipo de la historia. Se habla de él como ideólogo de ese conjunto. De su capacidad para que el colectivo -más numeroso que en ningún año- se adapte a sus ¿nuevas? ideas dependerá buena parte del éxito de la temporada.

 

Entradas y salidas

Altas: Song (Arsenal), Jordi Alba (Valencia).

Bajas: Guardiola, Keita (Dalian Aerbin), Afellay (Schalke 04).

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