Carlos Pérez habla de los refuerzos acometidos por el Real Valladolid en el mercado estival.
Cerrado el mercado de fichajes, siempre llega el momento de comparar plantillas. Es un ejercicio tan inevitable como absurdo. Si dos plantillas idénticas dan resultados diferentes en temporadas distintas e incluso dentro de una misma temporada, intentar comparar el rendimiento de dos plantillas distintas es un ejercicio de lotería.
Es cierto que a priori sí se puede establecer una comparación por calidad, pero nunca podemos pretender hacer una proyección de resultados para esa temporada.
El Real Valladolid ha cerrado este mercado veraniego con seis fichajes. Es un número reducido a tenor de las salidas que hemos sufrido y de los avatares extradeportivos con los descartes, aunque en una opinión personal, si Djukic reconduce bien el tema de Manucho y Alberto Bueno, con un par de retoques más, la plantilla estaría compensada.
Es pronto para hacer una valoración de las incorporaciones. Para lo bueno y para lo malo a mí me gusta ser bastante cauto en este tipo de análisis. Aún recuerdo cómo Amedeo Carboni fue elegido uno de los pufos de la liga la temporada que llegó y terminó convirtiéndose en un jugador histórico en las filas del Valencia.
La defensa se ha reforzado con Rukavina y con Sereno. A este último ya le conocemos, aunque es cierto que desde que se marchó de Valladolid ha jugado en el lateral derecho en vez de en el centro de la defensa. A priori es una gran incorporación. El serbio Antonio Rukavina es una apuesta de Djukic. El técnico conocía al jugador de su paso por la selección sub 21 serbia. Jugador con vocación ofensiva, parece entenderse a las mil maravillas con Ebert.
Patrick Ebert es de momento el fichaje estrella de la temporada. Ebert es el típico jugador con un pasado brillante y prometedor, pero que se ha quedado estancado por culpa de las lesiones. Se ha convertido en el nuevo ídolo de la afición pucelana por su calidad y su entrega. Además tiene la misma calidad en el golpeo de balón que Nauzet Alemán.
Los refuerzos del centro del campo los completan Sastre y Omar. El primero dicen que es el típico ‘4’ de la escuela de La Masía. Viene del Huesca donde ha jugado a un buen nivel, aunque también con problemas de lesiones. Omar por su parte, la pasada temporada jugó en Almería y Huesca, de donde viene cedido. Ha sorprendido bastante por su calidad y desborde. Se espera de él que tenga más presencia en el juego.
Para la mediapunta ha llegado el argentino Juan Neira. Hace dos veranos pudimos verle jugar el mundial sub 20 con su selección. Dicen de él que es un jugador muy técnico, pero al que le falta intensidad y continuidad en el juego. Es el fichaje más discutido por la hichada blanquivioleta.
Con esto se acaban las entradas de jugadores por el momento. Pero no me quiero olvidar de Lolo, que es posiblemente el fichaje que más ilusión me hace. De todos los canteranos que hicieron la pretemporada con el primer equipo, de momento es el único que se ha quedado. Espero, que tenga continuidad, porque es el futuro del club.