Análisis del próximo rival del Real Valladolid.
Toca levantarse, no queda otra. Tras tres derrotas consecutivas, el crédito conseguido en las dos primeras jornadas empieza a acabarse. Por si fuera poco, el rival de esta semana del Real Valladolid podría perfectamente tratarse de uno de los que estará luchando en la pelea por la permanencia, el Rayo Vallecano.
No sólo se trata de rescatar buenas sensaciones, sino de demostrar a la afición que el juego y los resultados pueden volver si el Real Valladolid se lo propone. Un cuarto tropiezo supondrían los primeros nervios en la grada y, por supuesto, en unos jugadores que terminarían de entrar en una dinámica que no conviene.
Dos equipos parejos
El Rayo Vallecano llega a la sexta jornada en una situación parecida al Real Valladolid. Tras dos victorias en las dos primeras jornadas, en casa frente al Granada y contra el Betis en el Benito Villamarín, los de Paco Jémez arrancaron un empate sin goles al Sevilla, para después hincar la rodilla en la cuarta y quinta jornada.
Precisamente uno de los verdugos del Rayo fue el mismo que acaba de ejercer como tal con el Real Valladolid. Fue el Atlético, en un partido loco en el que los colchoneros empezaron ganando 4-0 y en el que el equipo vallecano casi consiguió arrancar un punto tras marcar tres goles en los últimos diez minutos. El otro justiciero fue el Real Madrid por un resultado de 0-2, en el ya famoso partido gracias al problema con los focos en el Estadio de Vallecas.
De esta manera, tanto Valladolid como Rayo llegan al partido encadenando una pequeña racha de partidos sin ganar, lo que hace que, pese a no tener absoluta necesidad de puntuar para seguir alejados de los puestos de descenso –el conjunto madrileño y el castellano leonés se encuentran respectivamente a cinco y cuatro puntos del primer equipo en descenso, el Granada-, sí la hay para calmar a la afición.
La salvación para sobrevivir
No terminan las similitudes entre el equipo de Djukic y el de Paco Jémez en los resultados de los primeros partidos de Liga. Ambos conjuntos abordan esta temporada con el único objetivo de mantener la categoría para poder sobrevivir económicamente, ya que se tratan de los dos presupuestos más bajos de la Liga.
El Rayo, tras la marcha de Sandoval en una temporada en la que se salvaron por los pelos, vuelve a buscar la misma meta este año con Paco Jémez. Es conocido de sobra el método del entrenador, que parece triunfar allá por donde pasa. Su sistema de presión y contraataque ya ha funcionado en Las Palmas, Córdoba y parece que por ahora lo hace en Vallecas. El tiempo terminará de decidirlo.
El conjunto madrileño también coincide con el Valladolid en cuanto al sistema de fichajes. En una metodología clara de buscar el mejor producto al mejor precio, o mejor dicho, el mejor jugador sin que suponga un euro para las arcas del club, el Rayo ha hecho interesantes incorporaciones como la del Chori Domínguez, José Carlos, Nicki Bille, Jordi Amat o Arana, por no hablar de algunos canteranos que han subido al primer equipo como Léo Baptistão o Lass, que han terminado por hacerse un hueco.
El perdón de la RFEF
En cuanto al tema de sanciones, Jémez está de enhorabuena. Tras la expulsión de Casado frente al Real Madrid, la Federación ha perdonado al lateral izquierdo y podrá saltar al césped de Zorrilla. Todo se debe a un error de Fernández Borbalán, que señaló el camino de los vestuarios a Casado tras enseñarle la segunda amarilla, pero en realidad la primera era para Chori Domínguez. Fallo humano, que se dice. En la enfermería, Léo Baptistão, Javi Fuego y Tito, entre algodones hasta mediados de semana se recuperaron finalmente a tiempo y podrán estar en Zorrilla si el entrenador lo considera necesario.
Curiosidad del rival de esta jornada: El Rayo Vallecano tiene mucha historia detrás de sus 88 años de existencia. Por ejemplo, se trata del primer equipo que, desde el 12 de enero de 1994, tuvo a la primera mujer encargada de dirigir como presidenta a un equipo de fútbol español. Esto fue después de que José María Ruiz-Mateos, que compró el club en 1991, delegara en su esposa María Teresa Rivero.
