El Real Valladolid no consiguió la machada de vencer al Barcelona, pero se va de vacaciones con buenas sensaciones, los deberes hechos y a siete puntos de la zona roja de la tabla.

No pudo ser. El Pucela lo tenía muy complicado para doblegar al Fútbol Club Barcelona. La lógica terminó por imponerse y los de Djukic hincaron la rodilla ante el club catalán y su juego de ensueño.
Pero no importa. El Valladolid jugaba con la certeza de que pasase lo que pasase se iba a comer el turrón de Navidad a unos cuantos puntos del descenso. Y eso que la jornada no era propicia precisamente. El Espanyol y el Mallorca habían ganado sus respectivos envites antes de que comenzara el partido en Zorrilla, cosa que más tarde haría también el Granada.
Finalmente la distancia con la que el Real Valladolid se va de vacaciones es de siete puntos respecto al descenso, más que suficiente, y decimoprimero en la clasificación. Pero hay más.
La plantilla blanquivioleta se retira al periodo estival dejando buenas sensaciones tras superar con relativo éxito el llamado Tourmalet, que incluía las visitas de Barcelona y Real Madrid a Zorrilla intercaladas con dos difíciles visitas al Sánchez Pizjuán y a Riazor. Cuatro puntos de doce posibles en situaciones muy complicadas.
No se puede decir ni mucho menos que sea brillante, pero no solo hay que mirar los números, también hay que hacer hincapié en las impresiones. Y las que transmite este Real Valladolid es que, a dos partidos de concluir la primera vuelta, el equipo está perfectamente hecho para salvarse. Atrás quedan las dudas por la posibilidad de que la plantilla fuera corta o que algunos jugadores no valieran para Primera. El Pucela tiene mimbres para salvarse de manera holgada si sigue trabajando así, es evidente.
Por otra parte, este periodo de dos semanas hasta el próximo choque liguero ante el Celta será un pequeño alivio para los de Djukic, que encontrarán su mejor regalo navideño con la recuperación de tres pilares como son Ebert, Álvaro Rubio y Jesús Rueda. Además, Larsson por fin podrá tener ficha y ponerse a disposición del técnico serbio.
Y por qué no decirlo, el Real Valladolid también realizó un “fichaje” el día del partido frente al Barcelona; Javi Guerra. El delantero malagueño escogió el mejor momento para marcar su gol número 50 con el Real Valladolid. 190 días tuvieron que transcurrir desde que el killer hiciera la última muesca en su revólver, en el que fue el gol del ascenso el ya lejano dieciséis de junio frente al Alcorcón.
Hay que tener en cuenta que Manucho pronto tendrá que marchar a la Copa África que comenzará el 19 de enero. El tanto, pese a ser inútil en cuanto a conseguir puntos se refiere, reforzará anímicamente a Guerra para la que probablemente sea su vuelta a la titularidad. Y es que Guerra también tenía derecho a comerse el turrón como el resto de la plantilla y la afición. Con buenas sensaciones y una sonrisa en la cara.
