El regreso de Óscar y Ebert al once inicial del Real Valladolid acabó por ser crucial en un partido en el que, si bien no hubo buen juego, terminaron decidiendo las individualidades del alemán y el salmantino.
Había pasado bastante tiempo desde que Patrick Ebert y Óscar González coincidieran sobre el campo. Quizá demasiado.
Tres jornadas ante Deportivo, Barcelona y Celta de Vigo. Precisamente, este último fue la clave, porque a la lesión del jugador alemán se unió la baja del mediapunta por acumulación de amarillas tras ver la quinta amonestación antes de Navidad contra el conjunto blaugrana.
Hasta que el Real Valladolid termine de completar la plantilla en el presente mercado invernal, el equipo seguirá sufriendo mucho cada vez que haya una ausencia tan importante como ha sido en este caso con Ebert u Óscar. Sin ir más lejos, la mejor prueba para ver que no hay un sustituto de garantías del extremo diestro es comprobar que, en los cinco partidos en los que no ha podido ser convocado, el equipo no ha ganado y Djukic no ha conseguido encontrar a nadie que se asentase en su puesto.
Muchos se preguntaban tras el partido con el Mallorca cómo es posible que ningún equipo alemán se fijase en un Ebert que, recordemos, consumó con su anterior equipo, el Hertha de Berlín, el descenso a la segunda división teutona la temporada pasada. La respuesta es fácil. El extremo se ha revelado este año con su viaje a España como lo que es, un excelente jugador, y mucho están ayudando los cinco goles que acumula por ahora y que hacen que a mitad de año ya sea su campaña más goleadora como jugador profesional.
Hasta el momento, el alemán había pasado bastante desapercibido con el Hertha pese a su calidad, capacidad de sacrificio y buen golpeo de balón, algo que no tiene por qué resultar tan extraño al comprobar que Ebert cuenta con tan solo veinticinco años. Simplemente, este está siendo su año, su momento de eclosión, cosa que no había pasado hasta el momento en Alemania.
Por cierto, no está de más reconocer la buena gestión deportiva del Real Valladolid con su fichaje, no solo por saber encontrarlo, sino también por atarlo con un contrato por dos años y con una cláusula de nueve millones.
Pero pasemos a la mediapunta, donde el Pucela también ‘sufrió’ el regreso de Óscar. El salmantino está viviendo una segunda juventud en Valladolid, camino de batir su récord de goles en Primera conseguido también con la camiseta blanquivioleta en la temporada 2003/04, cuando hizo diez muescas en su revólver. Con el tanto conseguido ante el Mallorca suma ocho, por lo que es muy fácil que termine batiendo su marca personal con toda la segunda vuelta por delante.
Óscar ha conseguido convertirse en el dueño y señor del Real Valladolid sobre el campo, personaje en torno al cual gira el juego del equipo blanquivioleta, capacidad que ha completado además este año con una buena racha anotadora.
Está claro que el Real Valladolid tiene suerte. Bueno, suerte y mucho trabajo detrás. Pero a fin de cuentas la fortuna de contar con dos maestros del balón como son Ebert y Óscar, y lo que es mejor, ambos a pleno rendimiento para iniciar una segunda vuelta que puede ser maravillosa tras cerrar una primera de notable, con veinticinco puntos.
