El Valladolid ha entrado en un bache de juego y resultados, pero la situación no es ni mucho menos alarmante.

La lluvia que comenzó a caer antes del partido parecía presagiarlo. El choque frente al Atlético no iba a ser el mejor del Real Valladolid. De hecho, podría considerarse como uno de los peores en lo que va de temporada, incluso más flojo que ante el Betis, en el que al menos la defensa sí estuvo acertada.
Los de Djukic acumulan ya cuatro partidos sin ganar, además de atravesar por un mal momento en cuanto a juego se refiere. Es evidente que Larsson y Sastre no están ni a la mitad de nivel que podrían ofrecer Ebert y Víctor Pérez. El sueco acumula ya seis encuentros como titular en los que ha demostrado poco o nada, y el mallorquín no termina de casar con Álvaro Rubio. Tras la baja de Pérez, la pareja más solvente en el centro del campo ha sido la formada por el riojano y Baraja.
Pero hay que ser optimistas. Críticos, precavidos, pero optimistas, al fin y al cabo. El Real Valladolid cuenta con treinta puntos y ha transcurrido otra jornada más en la que la diferencia de diez con el descenso no se reduce –lo mejor que pudo ocurrir para el Pucela es que Deportivo, Celta, Mallorca y Zaragoza tampoco puntuaron-. Otros siete equipos se encuentran ahora mismo por debajo del Valladolid, y sabiendo que descienden tres, se trata de una gran noticia.
Es cierto que los chicos de Djukic están atravesando un bache, igual que se atravesó el año pasado, y el equipo terminó cumpliendo el objetivo del ascenso. La afición debe tener paciencia y valorar la actual situación, conscientes de que la plantilla no es ni la mejor ni la más cuantiosa, sabiendo que el Pucela es un equipo recién ascendido y como tal, candidato a sufrir. Se trata de ser justos con Djukic, que está obrando poco menos que un milagro, y con la plantilla, que en la mayoría de partidos da todo lo que puede de sí.
Dicho lo cual, el equipo tampoco puede dormirse. Cuatro partidos sin puntuar son pasables. Pero entrar en una dinámica que pudiera llevar a perder ocho no es permisible. Llegan dos choques importantes como son ante el Rayo y el Espanyol. No obtener buenos resultados en ellos podría ser terrible para la mentalidad y la moral del equipo.
En definitiva, la conclusión que se puede extraer de la derrota ante el Atlético es que el Valladolid tiene mucho margen de mejora, que no conviene echarse a vivir de las rentas sacadas en una excelente temporada hasta el momento y que convendría que Djukic hiciera un par de retoques en el once. Pero también que la afición tiene más motivos para ser optimista que pesimista a tenor de la situación actual del equipo.
