Tanto Alberto López como Jaime Jiménez consiguieron el Zamora de Segunda en los dos últimos ascensos del Real Valladolid.

La vida de un portero es de lo más complicada. Siempre solos en el área, con la impotencia de no poder moverse de debajo de los palos para ayudar a su equipo cuando las cosas pintan mal.
Afortunadamente, la cantinela no siempre es la misma. Hay momentos en los que llega el reconocimiento para el cancerbero, como cuando saca un mano a mano salvador en el último minuto, realiza varias paradas de mérito o, como premio a una temporada lo bastante regular, consigue el Trofeo Zamora. Este último es el caso de Jaime Jiménez, que esta misma semana ha recibido el premio como meta menos goleado de Segunda la temporada pasada.
No es el único portero del Valladolid que ha conseguido el Zamora en los últimos años. Alberto López también se alzó con la máxima aspiración de un guardameta en el anterior ascenso, en la temporada 2006/07. El portero llegado de la Real Sociedad lo hizo con veintiocho goles en 35 encuentros, un promedio de 0’8 por partido, mientras que Jaime encajó 37 en 42, una media de 0’88.
Revuelo en la portería
Desde que el Pucela subió con Alberto como Zamora, comenzó un baile bajo palos. Ningún portero ha conseguido consolidarse como titular indiscutible dos temporadas seguidas. Baste decir que solo el propio Jaime ha sido capaz de sobrepasar los veinticinco partidos como titular en una misma campaña desde aquella 2007/08 en la que el Pucela volvió a probar las mieles de Primera.
Muchos han sido los cancerberos que han desfilado por Zorrilla hasta hoy. A saber: Sergio Asenjo, al que Mendilibar decidió dar una oportunidad ante el bajo rendimiento de Alberto y de Butelle, llegó a disputar veintitrés encuentros en su debut en Primera. Curioso caso el del francés, por cierto, que apenas duró un año en Valladolid. Justo Villar, en la 2008/09, sería su reemplazo. En esa campaña se disputarían el puesto entre el paraguayo y Sergio, dejando de lado a Alberto, que daría por cerrada su etapa en Valladolid al final de esa temporada.
Llegó entonces en la 2009/10 la crónica de un descenso anunciado, con un vestuario plagado de ovejas negras. Asenjo hizo las maletas ese verano con destino a Madrid y volvió otro canterano como Jacobo, que en principio sentó en el banquillo a Justo. Pero la confianza de Mendilibar duró bastante poco y el paraguayo recuperaría pronto la titularidad. Lo dicho, un baile de nombres bajo palos.
Los dos últimos años ya están más frescos en la mente de cualquier aficionado blanquivioleta. Con la tragedia del descenso consumada, se repitió una vez más la historia que ya viviera Mendilibar con Asenjo. Temporada 2010/11, Villar y Jacobo, entre sanciones, lesiones y malos partidos no terminaban de convencer a Antonio Gómez.
El resultado fue la recurrencia a la cantera una vez más. Javi Jiménez convenció y terminó por quedarse con el puesto. Incluso Salcedo, cuarto portero, llegó a debutar cuando Javi fue expulsado injustamente en un partido contra el Villarreal B.
Así hasta casi el presente. Jaime, enemigo y villano en la 2010/11 por su pasado en Elche, suponía una esperanza en la portería para la 2011/12 cuando firmaba por dos años, estando a priori por delante de Dani Hernández –otro recién llegado- en el puesto de titular. Pero funcionó. Vaya si funcionó. Lo suficiente como para que el ascensor a Primera se cogiera desde la portería.
