Análisis del próximo rival del Real Valladolid.

Ahora o nunca. Último tren para que el Pucela deje prácticamente cerrada la permanencia y poder aspirar a cotas más altas. Con 35 puntos y a falta de diez partidos, sumar tres más con otros nueve envites por delante supondría dejar casi fulminado el objetivo marcado a principio de temporada y afrontar el resto de campaña con la suficiente tranquilidad como para buscar el sueño europeo.
El rival de esta jornada, Osasuna, es el propicio. O no. Equipo de la parte baja de la tabla que visita Zorrilla, contando además con que el Valladolid va recuperando efectivos desde la enfermería.
Pero que el conjunto navarro se encuentre decimoquinto en la clasificación con veintiocho puntos, a cuatro del descenso, no supone que vaya a ser fácil. Al contrario.
A cara de perro
Una victoria e incluso un empate supondrían que el Valladolid, además de estar más cerca de quedarse otro año más en Primera, ganaría el tan importante goal average a los de Mendilibar. A priori parece algo factible, ya que Osasuna se encuentra en un bache de resultados tras pasar antes una buena racha. Tres derrotas consecutivas ante Athletic, Betis y Atlético –la primera y la tercera en casa- hacen contraste con los cuatro anteriores partidos, en los que los navarros consiguieron diez puntos de doce posibles.
Detalle que en realidad podría ser un arma de doble filo. Los rojillos bien podrían llegar dispuestos a resarcirse y convertir el choque de Zorrilla en otro punto de inflexión para empezar una nueva escalada o, por el contrario, que el partido se transforme en un eslabón más de una cadena de derrotas que amenaza con convertirse en una peligrosa caída hacia los puestos rojos.
En todo caso, la situación actual es muy diferente de lo que fue en el partido de ida. El Valladolid visitaba a un Osasuna colista, con solo una victoria en los diez primeros partidos de la temporada. Los de Djukic eran por entonces un equipo al alza, una de las revelaciones del comienzo del campeonato regular, y el conjunto navarro convencía con su juego, pero no con resultados.
Visitante flojo

Otra estadística que hace pensar que el Valladolid sacará un resultado positivo este domingo son los nueve puntos que ha conseguido Osasuna en trece partidos como visitante. Apenas dos victorias –ante Levante y Espanyol-, tres empates y ocho derrotas son el bagaje de los de Mendilibar como foráneo. Nueve puntos de 39 posibles. Discreto cuanto menos.
Por supuesto, los números goleadores van en consonancia con los de puntuación. Once dianas transformadas por veintiuna encajadas. No se puede decir que la capacidad anotadora de los rojillos sea muy alta, pero al menos lo compensan siendo el octavo conjunto que menos goles encaja fuera de casa.
Los de Djukic tendrán que atar en corto a Kike Sola, máximo goleador de Osasuna con siete tantos en veintitrés encuentros ligueros, tres de ellos a domicilio. El canterano navarro está lejos de Nino y Armenteros, segundos en la carrera por el pichichi del equipo con tres goles.
Un dato llamativo en este aspecto es que ningún otro de la plantilla de Osasuna ha conseguido hacer más de un gol esta temporada, por lo que los otros diez tantos del equipo navarro han sido convertidos por otros diez jugadores diferentes.
Curiosidad del rival de esta jornada: Osasuna y Real Valladolid han coincidido hasta el momento veintiséis temporadas en Primera división, contando la presente. Con 51 partidos disputados hasta la fecha, el balance es más favorable a los rojillos con veintiún choques vencidos (41%), por los diecisiete empates (33%) y trece victorias del Pucela (26%).
