El alemán firmó un discreto regreso a los terrenos de juego tras dos meses de lesión y fue sustituido en el minuto setenta por Valdet Rama.
Era el día más esperado para muchos pucelanos. Setentaiún días habían tenido que pasar desde que Patrick Ebert se lesionara ante el Zaragoza para que este volviera a jugar en partido oficial. Además lo hacía como titular y frente al rival contra el que se convirtiera en héroe en la ida, el Club Atlético Osasuna. La cosa pintaba bien.
Pero el destino le tenía reservado un revés al alemán y al Real Valladolid. Ebert comenzó batallador, peleón, como siempre, pero lo cierto es que la precisión no estaba siendo lo suyo. Con el gol de Rubén en propia puerta las cosas se pusieron de cara para el equipo, pero la alegría duraría más bien poco.
Los dos conjuntos se fueron al vestuario con la clara realidad de que, en una primera parte plagada de fallos, aquel que metiera menos la pata en el segundo periodo sería el que se llevara los tres puntos. Y así fue. El Pucela apenas estuvo metido en el partido en ninguna de sus fases, al igual que Ebert. El extremo se fue disolviendo como un azucarillo al mismo ritmo que el equipo encajaba goles.
De lo que sí que no se puede echar nada en cara al extremo en su regreso fue en algo que se sabe que siempre va a dar, intensidad. Corrió como el que más y buscó con ahínco la portería contraria, pero con poco acierto. Estaba claro que no era el día del Valladolid y por tanto tampoco fue el del alemán.
Según se iba confirmando la hecatombe pucelana, a Ebert le empezaron a pesar las piernas y, pese a sus buenas intenciones, la reciente lesión recomendaba un cambio. No conseguía irse de su par, Damiá, en casi ningún momento del partido, aunque al menos sí fue capaz de poner varios centros interesantes desde su banda que Manucho no fue capaz de encontrar. Tocaba el cambio con Rama tras 70 minutos de partido, y tocaba hacerlo con la cabeza gacha tras un partido mediocre.
El cambio fue otra historia. Tras su particular reunión con Caminero en Torrecaballeros del miércoles, hubo quien lo pitó y hubo quien reconoció su mérito y lo aplaudió. Está claro que Ebert tendrá que volver a meterse a la afición en el bolsillo, algo que es perfectamente capaz de hacer, y para ello tendrá que esperar su próxima oportunidad hasta la próxima semana.
