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Djukic quiere a Rukavina y a Ebert

por Jesús Domínguez
8 de agosto de 2013
Foto: valladoliddeporte.es

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El Valencia CF ha preguntado por los dos hombres de banda derecha y se ha encontrado con la negativa a negociar por parte del Real Valladolid. Quien los quiera, tendrá que pagar sus correspondientes cláusulas de rescisión.

 

Ebert - RukavinaLa dirección deportiva está en alerta. El mercado, hasta la fecha, si no parado, prácticamente, se moverá en las dos semanas y pico que restan hasta el cierre, espoleado por la apremiante necesidad de algunos equipos. Y como son unos cuantos los jugadores del Real Valladolid que se destaparon la pasada campaña como garantes del buen juego, no cabe duda de que en ese tiempo que queda habrá algún que otro club que se interese por algunos de los hombres llamados a vestir la camiseta blanca y violeta. Por eso se manejan alternativas; el ya manido Plan B.

No obstante, Alberto Marcos ha sido claro cada vez que ha aparecido ante los medios: quien los quiera, va a tener que sudar. Un buen puñado de euros, para ser exactos. Por ser incluso más estrictos, los que aparezcan en la cláusula de rescisión. Así lo reconoció el entrenador, Juan Ignacio Martínez, antes de viajar a Cerdeña. A estas alturas del juego, no cabe otra posibilidad.

Las excepciones por las que se podría negociar escasean y no atañen, en ningún caso, a jugadores cuya condición será, a priori, la de titular. Más bien al contrario. Quique, Carlos Lázaro, Manucho y Alberto Bueno, quien podría salir en dirección al Rayo Vallecano esta misma semana, son las únicas piezas por las cuales el Real Valladolid parece dispuesto a sentarse a hablar.

Sin embargo, hay dos jugadores por los cuales ha intentado entablar conversación un equipo de Primera División, el Valencia Club de Fútbol, ambos de banda derecha, Antonio Rukavina y Patrick Ebert, por quien se ha dado una respuesta negativa y se ha remitido, efectivamente, a la cláusula de rescisión, que asciende a ocho millones de euros en los dos casos.

Conviene recordar que la entidad valencianista, después de sufrir durante todo el verano para cuadrar las cuentas, se ha visto obligada a vender a la principal vértebra que estaba llamada a sustentar el proyecto, el punta internacional Roberto Soldado, por quien el Tottenham ha desembolsado treinta millones de euros, de manera que, por fin, cuentan con líquido para empezar a edificar uno nuevo.

El primer desembolso que realizarán será por el delantero portugués Helder Postiga, cuyo traspaso está valorado en tres millones de euros, pero su entrenador, el exblanquivioleta Miroslav Djukic, quiere más. Y como sabe que en su anterior club hay jugadores que podrían ofrecerle un plus de calidad, no le ha dolido en prendas sugerir al director deportivo Braulio Vázquez los dos nombres citados.

Barragán

Si bien la cara del equipo ha cambiado en la gira por Estados Unidos, la necesidad de reforzarse se antoja perentoria después de que los primeros partidos de la pretemporada dejasen entrever que, si quieren volver a la pugna por la tercera plaza, con lo que hay no es suficiente. Para poder competir con garantías necesitan un nuevo atacante y reforzar la banda derecha, donde Piatti le sobra y Barragán no le hace falta.

El lateral de ascendencia gallega, a quien el técnico serbio no pudo dirigir apenas en el Real Valladolid, estaba en la rampa de salida a principios de verano, pero por el momento no ha salido por petición expresa de Djukic, que deseaba que llegase antes un sustituto, y porque se antoja difícil que el Valencia pueda recuperar parte de los casi dos millones que invirtieron en él hace dos años.

El extremo argentino, mientras tanto, va camino de convertirse en un problema, debido a que las intenciones del jugador y sus altos emolumentos impiden que halle acomodo en otro club. Piatti, por quien Alberto Marcos preguntó a finales de junio, según el diario SuperDeporte, pretende seguir jugando en España, donde nadie puede pagar su salario; y mucho menos los cinco millones que el Metalist ucraniano iba a pagar por él.

No obstante, la decisión de la entidad valencianista es tan firme que no ha viajado a Estados Unidos con el resto de sus compañeros a modo de presión; para forzarle a aceptar una salida que no solo convenga al atacante. Con Barragán, mientras, si llegara otro lateral, se buscaría un arreglo, aunque nunca sin llegar a este extremo, pues él, con matices, sí cuenta.

 

Viejos conocidos, viejos anhelos

Cuando Miroslav Djukic desembarcó en Paterna, diferentes medios afirmaron que el serbio recomendó a Braulio Vázquez firmar a Jaime Jiménez como sustituto del portero que se preveía que vendería el Valencia. Sin embargo, el interés, real, como el del Betis, no fue más allá y el guardameta acabó renovando por una temporada más como blanquivioleta. Pero no fue el suyo el único nombre que pronunció.

Djukic

Después de coincidir en su país de origen, Toni Rukavina llegó en su día a la capital del Pisuerga por recomendación expresa del técnico y, con él, se convirtió en uno de los mejores carrileros del campeonato español en un único curso, en el que lo jugó prácticamente todo. Hizo, con Patrick Ebert, una sociedad solo divisible por las lesiones; de gran rendimiento y entendimiento.

El del teutón fue el tercer nombre pronunciado, aun siendo vox populi la reunión entre el jugador y el Atlético de Madrid. El Real Valladolid no solo exige a la entidad colchonera el pago de la cláusula, sino que solicita que, antes de hacer trato alguno, abone las cantidades que aún están pendientes por el fichaje de Sergio Asenjo.

Con el Valencia Club de Fútbol, aunque distinto, el escenario es similar, toda vez que en las oficinas de la Avenida Mundial ’82 continúa el malestar por el modo en que Miroslav Djukic decidió abandonar la entidad. Así, si en Mestalla quieren a algún jugador blanquivioleta, antes de hablar deberá solucionarse el primer frente abierto entre clubes, aunque en este el Valencia sea actor secundario.

“Si el Real Valladolid solicita íntegra la cláusula por sus jugadores, ¿qué importan las relaciones?”, se preguntará algún lector. Mucho, porque no es igual pagar la cantidad relativa a este concepto, previo acuerdo con el club receptor, y que este expida factura, que acometer el fichaje de un modo que se considera hostil, sin contar con el poseedor de los derechos del jugador, en cuyo caso, al desembolso matriz, hay que sumar los impuestos correspondientes.

Por decirlo de otro modo: no es lo mismo acordar el pago de ocho millones que firmar a Ebert o a Rukavina depositando el jugador la cláusula en la Liga de Fútbol Profesional, sin el beneplácito de la entidad a la que pertenece, puesto que así el traspaso puede ascender, con las diferentes tasas, a varios millones más. Y, a día de hoy, si de verdad el Valencia quiere fichar al lateral y el extremo, solo podrá hacerlo de este modo.

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