Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Ahora o nunca. Permanencia o descenso. El Real Valladolid – Levante de este viernes se podría calificar de muchas maneras, pero la más acertada, pese a que sea una palabra que no le gusta a Juan Ignacio Martínez, sería sin duda la de final. A fin de cuentas, la diferencia entre llevarse los tres puntos o no cambiará el futuro de la temporada.
Y no será tarea fácil. Los valencianos llegan en una racha prodigiosa, rumbo a un objetivo que en principio no estaba marcado al comienzo de la temporada: Europa. Tras un comienzo irregular, los de Caparrós han pegado el estirón y su próximo paso está claro, y no es otro que conquistar Zorrilla.
En medio de nada
Los granotas no llegan con la presión del descenso sobre sus espaldas –se encuentran décimos en la clasificación con 32 puntos-, pero después de seis jornadas sin conocer la derrota, desde el pasado cuatro de enero en Mestalla, la ilusión se ha disparado y se vuelve a soñar con un objetivo europeo que ya se alcanzara… con Juan Ignacio Martínez.
El Levante ya no es ese pobre equipo que hace unas pocas temporadas luchaba ya no por permanecer en Primera, que también, sino contra unas deudas que hoy día parecen estar de moda en el mundo del fútbol. La buena gestión deportiva ha terminado yendo de la mano de la económica, ya que los buenos fichajes han acabado dejando un positivo saldo en caja y han permitido al equipo salir de la Ley Concursal hace ya unos años, desde que se acogieran a ella en 2008.
Martins, Caicedo, Koné, Iborra… Todos ellos han supuesto una inyección importantísima para las arcas, que está permitiendo que el equipo se asiente también en la élite con el paso de los años gracias a otras buenas incorporaciones. Pero volviendo a lo meramente deportivo, es cierto que el equipo se encuentra en un buen momento, pero tampoco puede despistarse con casi una vuelta por delante.
A fin de cuentas, es cierto que la racha de seis partidos sin perder es un aliciente, pero la realidad es que ocho puntos son difíciles de recortar y hay otros contendientes como Athletic, Real Sociedad, Villarreal, Valencia o Sevilla que aspiran a lo mismo con armas más poderosas, por mucho que algún jugador haya asegurado esta semana que se puede soñar.
La realidad es que el Levante se está mostrando serio en la mayoría de partidos, sin un juego especialmente vistoso, pero más o menos entretenido. Una táctica a la contra en la que cede el balón al rival para intentar aprovechar sus ocasiones desperdiciadas. Como resultado, marcadores cortos como la victoria frente al Almería por 1-0 la semana pasada, dos empates consecutivos a cero en Anoeta o en la visita del Rayo, o un meritorio 1-1 frente al Barcelona en el Ciutat de Valencia, todo esto en las últimas jornadas.
Bien arriba, mejor abajo

Como no podía ser de otra manera, semejante resultados solo se pueden obtener con una buena defensa y un ataque veloz. Pero en este caso hay un nombre propio que ocupa la portería del Levante, que no es otro que Keylor Navas. El costarricense, a sus veintisiete años, se encuentra en la plenitud de su carrera y en una temporada dorada. De esos porteros que salvan goles a pares todas las jornadas y dan puntos.
Pero una buena defensa no sería nada sin unas buenas bazas en ataque. Un enrrachado y recuperado para la causa David Barral es el pichichi del Levante con seis dianas, aunque Diawara –tres goles- y Nabil El Zhar –cuatro- también son dos jugadores peligrosos a tener en cuenta en Zorrilla.
Así las cosas, y pese a lo fácil o difícil del choque de este viernes, está claro que al Pucela solo le vale una opción, con la responsabilidad añadida de un estadio que se espera hasta los topes, y es ganar para escapar de las llamas del descenso.
Curiosidad del rival de esta jornada: No es ningún secreto que la situación económica del Levante no es la mejor posible, pero lo cierto es que en los últimos años ha caminado unos cuantos pasos bien dados por no hundirse en el pozo. Entre una Ley Concursal de la que salió hace ya tres años y las más recientes ventas del equipo a altos precios, la caja del conjunto levantino ha dado un auténtico vuelco. Baste decir que en los últimos tres años se han producido cuatro de las seis ventas más caras del Levante en su historia.
Caicedo, que se marchó en verano de 2011, es el que más dinero ha dejado en las arcas con siete millones y medio de euros. En el caso de Iborra, el segundo en la lista, ha dejado con su marcha este verano seis millones, mientras que Arouna Koné y Obafemi Martins, cuarto y sexto, supusieron un ingreso de tres millones 800.000 euros y tres millones respectivamente.
