Análisis del próximo rival del Real Valladolid
Como si de un revólver se tratara, seis balas en la recámara. Seis partidos por delante para demostrar que el Real Valladolid es digno de permanecer en la máxima categoría del fútbol nacional. Muchos meses han transcurrido desde el comienzo de la competición y con dieciocho, solo dieciocho puntos por disputarse, cada uno de ellos es un tesoro.
Así las cosas, tal y como reconoció un peso pesado como es Peña el martes, no queda otra opción que puntuar fuera de casa, y no solo a base de empates. Lo de ir de uno en uno a estas alturas ya se queda más bien corto, a pesar de que el rival también se esté jugando el alma como Osasuna y de que el escenario intimide tanto como El Sadar.
Situación pareja
Y es que los rojillos llegan a la contienda en un momento parecido al Valladolid, que no es otro que rozando los puestos de descenso y sintiendo las llamas del infierno en la nuca. Decimosextos en la clasificación, la victoria en casa del Almería por 1-2 la semana pasada supuso alejarse de la zona roja y permitió pasar precisamente al Pucela, al que dejó a dos puntos de distancia con los treintaitrés que acumula en el casillero.
Temporada convulsa la de Osasuna, con cambio de entrenador incluido con dos viejos conocidos blanquivioletas por medio, a Javi Gracia no se le están poniendo las cosas fáciles después de coger el timón de Mendilibar. Ese triunfo a domicilio en el estadio de los Juegos Mediterráneos fue lo mejor que le pudo pasar los navarros tras ocho jornadas sin puntuar de tres, desde que lo hicieran contra el Getafe en la jornada 23 el 9 de febrero. Demasiado tiempo como para no sentir inseguridad.
Así las cosas, después de una racha calamitosa los rojillos justo se han puesto el despertador antes de recibir al Valladolid. Y menudo momento, porque en estos días planea en Pamplona el concepto lógico de final para el partido de este viernes, con lo que la plantilla ya se ha conjurado para encadenar la segunda victoria consecutiva.
En cuanto a números globales, como era de esperar, no está mucho mejor Osasuna respecto al Pucela. Tres victorias de más (nueve en total), siete empates menos (seis) y cuatro derrotas ‘extra’ (diecisiete) hacen que su situación sea tan mediocre en cuanto a puntos como el resto de equipos de la parte baja de la tabla, de manera que el tópico de los 42 puntos para salvar la categoría queda difícilmente alcanzable… salvo que se lleve los tres de este viernes.
Y eso no es lo peor. Como suele darse en estos casos, el juego de Osasuna, aunque muy aguerrido y de lucha, no es precisamente de alta alcurnia. Si a eso le acompañamos varias actuaciones arbitrales más que polémicas en su contra esta temporada, la cosa se pone muy cuesta arriba. Aunque ha sido en otros aspectos en los que los rojillos se han visto perjudicados, como muestra un botón; llevan sin pitarles un penalti desde 2012.
Oriol Riera, el artillero
Tampoco cuenta con mucha pólvora entre sus filas Osasuna, pero desde luego hay un hombre concreto al que tendrán que atar muy en corto los de Juan Ignacio Martínez, que no es otro que Oriol Riera. Al delantero le costó arrancar como goleador sustituto de Kike Sola, pero a estas alturas de temporada ya acumula once de los veintiocho tantos de su equipo.
Sobra decir que los rojillos no son un equipo muy realizador. De hecho en la clasificación global de equipos en este aspecto se encuentran penúltimos empatados con el Betis y solo el Elche, con veintiséis, ha obligado al portero rival a recoger menos veces el balón del fondo de la portería.
Curiosidad del rival de esta jornada: Athletic y Real Sociedad podrán presumir de encontrarse en mejor momento que Osasuna, pero de lo que puede hacer lo propio el equipo rojillo es de ser el único conjunto con nombre en euskera de la Liga. La traducción significa “salud, fuerza y vigor”.