El Real Valladolid es, junto al Betis, el único equipo que no ha logrado encadenar dos triunfos consecutivos en la Liga BBVA. Los blanquivioletas todavía pueden –y deben– conseguir dos victorias seguidas que bien valgan una permanencia

Siete victorias, catorce empates y catorce derrotas. Ese es hasta el momento, el bagaje de los blanquivioleta por esta travesía que está a punto de acabar. Siete victorias alternadas en las 35 jornadas ligueras disputadas a día de hoy, porque el Real Valladolid es el único equipo, junto al Betis, que no ha logrado enlazar dos victorias seguidas. Dato triste pero cierto.
Y aquí entran factores y tópicos habituales en este mundo. Que si el fútbol es injusto, que si cada equipo tiene lo que se merece, que no nos favorece ningún resultado de otros rivales, etc. Entendería a todos aquellos aficionados, ya no solo blanquivioletas, sino del balompié en general, que argumenten que un equipo con esos datos se merece ser carne de Segunda.
No seré yo la que niegue que en los momentos más pesimistas lo haya pensado. Más, si analizamos detenidamente uno por uno los partidos jugados hasta la fecha y observas el fútbol que en cada uno de ellos se ha practicado. Pero de eso no toca hablar ahora. Porque cuando te estás jugando la vida, da igual cómo juegues. Lo único importante es el resultado. Y como solo vale ganar, no importa si se hace un fútbol bonito o feo.
Es ahora cuando toca ser realista-optimista. Sí, señores, las dos cosas juntas. Realistas porque, más allá de las sensaciones transmitidas hasta el momento, las matemáticas todavía acompañan al Real Valladolid. Mientras hay vida hay esperanza, que dice el refrán. Y les aseguro que hasta que sea matemáticamente imposible la permanencia, es necesario creer y ayudar al equipo para lograr la gesta.
Aquí es donde entra en juego el optimismo para los tres partidos que restan de campeonato liguero. De esos tres duelos fratricidas, como mínimo es necesario vencer en dos; y les recuerdo que uno de ellos es ante el Real Madrid. Permítanme la licencia de dejar a un lado ese envite ante los blancos por motivos más que obvios, aunque nunca se sabe lo que puede pasar y más cuando el equipo tiene el agua al cuello.
Pero vayamos a los dos partidos de infarto. Dos choques no aptos para cardiacos donde las lágrimas de tristeza o de alegría se pueden dar a partes iguales. El sábado ante el Betis y después contra el Granada se deberían fraguar los dos triunfos consecutivos que se anhelan durante toda la temporada y que aún están por llegar.
Serían dos victorias que, casi con todo el convencimiento, supondrían la permanencia otro año más en esta Liga que dicen que es la mejor del mundo. Dos partidos ganados seguidos en una temporada regular y atípica que ya habrá tiempo de analizar pase lo que pase. Seis puntos en 180 minutos de juego que bien valen una salvación y un alivio en el seno del club por lo que pueda venir en el futuro.
Porque sí, señores, #creemos en que es posible y confiamos en que este Real Valladolid consiga la machada. Porque cuando la necesidad se impone, todo cobra una dimensión diferente. Tres choques a vida o muerte. Porque les va, nos va, la vida en ellos.
