El partido copero ante el Celta sirvió para ver debutar con el primer equipo al mediocentro del filial Ochoa. Javi Navas jugó su primer encuentro de la ‘era Djukic’, aunque no significó su debut.
El estadio de Balaídos presentaba un aspecto un tanto desangelado. Poco público, escondido en la sombra de las gradas, y mucho sol. El Real Valladolid estaba completando uno de los peores partidos desde que Djukic se hizo con el cargo de técnico en este verano.
Los canteranos Javi Navas (Las Navas del Marqués, 1991) y Francisco Ochoa (Córdoba, 1989) calentaban en la banda. Esperaban su oportunidad. El mediocentro cordobés aún no había debutado con el bloque pucelano, pero el polivalente extremo derecho sí sabía qué era vestir la blanquivioleta en partido oficial.
Por aquel entonces, en septiembre de 2010, Antonio Gómez comenzaba a dar sus primeros pasos como entrenador del Real Valladolid en la liga de plata. Pasos firmes y fascinantes, dado el buen arranque de liga. En un partido ante el Huesca, en Copa del Rey, decidió alinear a Javi Navas, en el que había depositado esperanzas al haber sido uno más en la pretemporada pos-descenso. El jugador del Promesas había anotado cinco goles y dado cuatro asistencias en los veinticuatro partidos que disputó con el filial en la temporada 2009/2010, pero quería más.
El partido se resolvió con victoria el Real Valladolid y un Navas alegre por cumplir el objetivo de todo jugador joven, debutar con los ‘mayores’. Sin embargo, la situación de Gómez y sus jugadores tomó un cariz oscuro, que conllevó la destitución del ahora técnico del Albacete. Navas, sin oportunidades, tampoco pudo seguir luchando por brillar. Las lesiones inoportunas y su debilidad mental le frenaron en seco.
Saltamos en el tiempo y paramos en el 12 de octubre de 2011, Día de la Hispanidad. Djukic avisa a Navas para que se prepare y sustituya a Álvaro Rubio. Significó su ‘segundo’ debut, el primero bajo el amparo del serbio. El futbolista vestía una invisible capa de estimulación que le impulsó a entrar en el terreno de juego e intentar revertir el bochorno en esperanza. Que su historia cambiara después de un año complicado. Sin embargo, ni el Real Valladolid ni el Celta le dejaron.
Escoltado por jugadores que saben lo que significa estar en boca de la prensa y rodeados de miles de hinchas, permanecía sentado Francisco Ochoa. En el Promesas, ha sobresalido desde que llegara la anterior campaña, procedente del Villarreal C, disputando 34 partidos y anotando cinco goles. En la actual, ya ha materializado dos tantos y es considerado como uno de los futbolistas más destacados del filial blanquivioleta. Todo ello ha despertado el interés de un Miroslav Djukic que parece situarlo por delante de Razak en sus preferencias.
Su momento llegó en el minuto 69, cuando ocupó la posición de Baraja en el centro del campo. Si bien no recordará ese crucial instante de su vida con la mayor de las alegrías, nunca podrá borrarlo de su mente. Permaneceré constante, como su fe en volver a contar para el técnico serbio.
Un técnico que en su modus operandi ubica a la cantera en una reconocida posición. Un ejemplo más de ello es el guardameta Jon Villanueva, convocado junto a Navas y Ochoa para el choque en Vigo. Llegado desde Lezama en el periodo estival, está siendo titular con el filial blanquivioleta y, aunque no ha debutado aún con el primer equipo, realizó la pretemporada con ellos.
Las circunstancias a lo largo de la temporada podrán abrir huecos en las convocatorias para los chicos del Promesas. Uno de ellos, el defensa Víctor Mongil, se ha convertido en uno de los futbolistas en los que más esperanzas están depositadas. Otro es el lateral derecho Tekio, jugador que más minutos está disputando en Liga en esa parcela del campo.
Con la incertidumbre sobre la forma física del otro lateral, Fernando Varela, el murciano parece un fijo en las alineaciones del técnico serbio. Además, salió vencedor de su particular duelo con Felipe por la consideración de Djukic, aunque el joven lateral vallisoletano seguirá esperando su oportunidad de dar el salto definitivo.
Es posible que muchos de ellos no terminen en el Real Valladolid y tengan que encontrar la fortuna y el tiempo en otras plazas, pero a buen seguro, en sus pensamientos, no dejará de rondar el mensaje de que “si te esfuerzas, si luchas por tus sueños, pueden hacerse realidad”.