El técnico catalán utilizó en los tres partidos de la pasada semana a todos los jugadores disponibles, además de Julio, Carmona y Jorge Hernández, del filial
Hace ya un par de semanas, antes del partido contra el Racing, Rubi manifestó su intención de que todos los jugadores que estuvieran disponibles contasen con minutos en el carrusel de encuentros que provocaba el debut en Copa del Rey. El técnico catalán, que hizo que Jorge Hernández se estrenase en el último encuentro en Zorrilla Jorge Hernández y vio cómo Julio era obligado a hacerlo, por la expulsión de Varas, quiere destaparse como hombre de hechos, más que de palabras, como vino a decir en El Molinón.
“Para nosotros –el debut de los canteranos– es una muestra más de que estamos intentando hacer las cosas que decimos, que no las decimos por decir”, explicó después de eliminar al Sporting del ‘torneo del KO’. Y por el momento así es; no dice las cosas por decir, como demuestra el hecho de que, efectivamente, todo aquel que pudo jugar lo hizo, excepción hecha del canterano Anuar, que no forma parte del primer plantel.
Las convocatorias de Dani Hernández y Bergdich con sus selecciones impidieron que estuvieran a disposición de su entrenador ante Racing y Sporting. Sin embargo, el meta sí estuvo contra el Alcorcón, y disputó los noventa minutos; no así ‘Caballo Loco’, con molestias. Fue el único jugador de la primera plantilla que no saltó al verde pasto en los tres encuentros.
Si la idea era que el equipo demostrase que hay competencia interna, lo cierto es que la plasmación ha sido total. No solo porque Rubi haya utilizado a todos sus jugadores, sino también porque ninguno de ellos dejó malas sensaciones en sus actuaciones. Así, en el partido de Copa del Rey, Carmona, Samuel y Chus Herrero dieron un paso adelante y demostraron que, si falla algo en la primera unidad, ellos pueden sustituirla con solvencia.
Si el buen hacer de Samuel le sirvió para ser nombrado mejor jugador del encuentro, no menos destacable fue el correcto desempeño de Herrero, erigido capitán, tanto en el centro de la zaga como en el lateral, donde ya había jugado en Lugo. Precisamente en el ‘Anfield Carro’ se había dado la última titularidad de Sastre, mediocentro con menos minutos en la intensa semana pasada que, sin embargo, lleva más en liga que Timor y Rubio.
André Leão, último en discordia, jugó completos los dos enfrentamientos ligueros, lo mismo que Jesús Rueda o Javi Chica, mientras que en el lateral izquierdo hubo alternancia: Mojica fue de la partida ante Racing y Sporting y Peña en Alcorcón. Por su parte, Marc Valiente actuó en las tres paradas de la ‘gira’, siendo el segundo jugador con más minutos acumulados en la semana.
Sumó 207, solo por detrás de los 213 minutos de Roger, y por encima de los 178 de Omar, los 176 de Óscar y los 156 de Óscar Díaz, las piezas restantes vistas en Zorrilla, El Molinón y Santo Domingo. Con todo, por obvio que parezca, no hay que olvidar que las dos últimas cifras están por debajo de 180, de manera que el canario, el salmantino y el madrileño no llegaron a disputar el equivalente a dos partidos completos.
All in
En póquer, se habla de all in cuando uno de los jugadores apuesta todo lo que tiene. La traducción literal es “todo dentro”, si bien uno de sus significados guarda relación con la familia semántica de un acuerdo. Puede significar también, según el contexto, “estoy de acuerdo con” o “cuenta conmigo”, por ejemplo; acepciones todas ellas que se pueden dar con respecto a Rubi y sus jugadores.
La apuesta por el plantel, hasta el momento, está siendo recíproca; esto es, cada pieza está encajando en un ideario con el que todos parecen concordar. Y el entrenador responde apostando por todos, e incluso por aquellos canteranos que demuestran merecerlo. Quien más, quien menos, sabe que en el póquer no hay engaños, pero no parece que los haya aquí: el grupo es un bloque, valga la redundancia.
Fácil es que lo sea cuando apenas han transcurrido cinco encuentros oficiales, pensará alguno. Pues sí, así es. Ciertamente, aún no han venido mal dadas. No obstante, esa manera que tiene Rubi de no casarse con nadie –y a la vez de no tirarse faroles–, está permitiendo que todos quieran casarse con él; que la competencia, aunque sana, sea feroz. Solo falta que la apuesta se demuestre (se siga demostrando) buena y, cuando la partida acabe, el Real Valladolid suba a Primera en una escalera de color.
Aunque para eso aún queda. Lo más cercano, y por ello lo más perentorio, es ganar el domingo al Tenerife. Entonces, Joan Francesc Ferrer no podrá repetir all in, ponerlo todo dentro. Caprichos del fútbol; cosas de que solo jueguen once. La apuesta, empero, seguro será alta, como la competencia. Servidor, quien escribe, abandona la mesa para jugar a la ruleta. Y meterlo todo al blanquivioleta.